El método gramático-histórico que hemos estado desarrollando a lo largo de esta serie de hermenéutica también incluye un estudio de los diferentes géneros literarios que la Biblia contiene en sus paginas, con la finalidad de guiar al interprete hacia un correcto entendimiento de cada estilo literario encontrado en las Escrituras y así, acercarlo más a un correcta interpretación del texto bíblico.
En este artículo comenzaremos donde inicia la Biblia, es decir, con el género literario de las narrativas.
Aspectos preliminares:
- Las Escrituras contienen más literatura del género narrativo que de cualquier otro estilo literario.
- En el Antiguo Testamento (A.T.) los libros que están compuestos en su mayor parte o completamente en el género narrativo son: Génesis, Josué, Jueces, Rut, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, 1 y 2 Crónicas, Esdras, Nehemías, Daniel, Jonás y Hageo. Además, Éxodo, Números, Jeremías, Ezequiel, Isaías y Job también contienen gran cantidad de porciones narrativas.
- En el Nuevo Testamento (N.T.) partes extensas de los cuatro evangelios y casi todo el libro de los Hechos son narrativos.
Características de las narrativas bíblicas:
- Un pasaje narrativo o una narración bíblica es un relato fidedigno de algún evento histórico cuyo propósito es mostrar a Dios en acción en su creación y en medio de su pueblo. En otras palabras, las narraciones bíblicas tienen una finalidad teológica. Tienen el propósito de enseñarnos la grandeza de Dios, revelarnos su carácter y el desarrollo progresivo de la historia de la redención de su pueblo.
- Por lo tanto, los textos narrativos no son fabulas, mitos o leyendas. Son relatos que cuentan eventos históricos y, por lo tanto, reales y fidedignos. Las narraciones bíblicas tampoco son alegorías. Por consiguiente, no debemos asignarles significados espirituales a eventos, personas, objetos, lugares, etc. que son claramente históricos.
- Al mismo tiempo, las narraciones bíblicas nos dan muchas lecciones y principios importantes para nuestra vida, es decir, tienen, además de un fin teológico, un propósito de aplicación práctica que ha de ser obedecido (2 Tim.3:16-17).
- Las narraciones bíblicas no pretenden enseñarnos todos los detalles posibles de un evento dado, ni mucho menos darnos documentos científicos, sino revelarnos al Dios verdadero y sus maravillosas obras en la creación y en la redención de su pueblo.
- Cada historia suelta o particular que se relata en el A.T. es generalmente parte de una historia compuesta. Por ejemplo, la historia de Abraham está compuesta por otras narraciones sobre él que juntas componen la historia del patriarca.
- Estas narraciones individuales también forman parte o están dentro de una historia más grande, que es la historia de Israel. Es decir, cada narrativa forma parte de alguna época en el desarrollo de la historia del pueblo del A.T.
- Existen 10 épocas: 1) la primeval, 2) la patriarcal, 3) la mosaica, 4) la época de consolidación, 5) la davídica, 6) la época de decadencia, 7) la época de los profetas del siglo VIII, 8) la época de los profetas posteriores, 9) la época del exilio, y 10) la época del pos exilio.
- Por último, al ser parte esas narrativas particulares de la historia de Israel, son también parte de la historia más grande de la Biblia, la historia de la redención en Cristo Jesús.
- Stuart, un prominente exegeta, escribe: “No hay nada malo en el estudio de alguna narración por separado, lo cual es muy recomendable. Ahora bien, para obtener su sentido más completo, hay que considerar tal narración dentro de su contexto más amplio.”
- Las narraciones del A.T. no siempre enseñan directamente. Muchas de ellas enseñan indirectamente a través de ejemplificar o ilustrar lo que se dice explícita y proposicionalmente en otras partes de la Biblia, de manera que podamos “experimentar” a través de las historias lo que se dice de forma prescriptiva o proposicional en otras partes de las Escrituras. Por ejemplo, sabemos que el adulterio es pecado y que tiene consecuencias, sin embargo, ese conocimiento lo podemos “experimentar” y ver ejemplificado o ilustrado cuando leemos la historia de David y Betsabé.
En el siguiente artículo veremos algunos principios hermenéuticos que debemos considerar al acercarnos a un texto de narrativa bíblica.