Dando Sentido a las Traducciones Bíblicas
El 28 de septiembre del año 1569, se publicó por primera vez una Biblia traducida por completo al castellano. Casiodoro de Reina había traducido desde el griego y el hebreo, la Palabra de Dios. A esta traducción se le llamaría, La Biblia del Oso, y sería la precursora de la muy famosa Biblia Reina-Valera.
Hoy, 451 años más tarde, tenemos una gran variedad de Biblias traducidas al español. Para algunas personas, esto puede presentar un problema a la hora de decidir qué versión leer, o bien, a la hora de presentar respuesta sobre la legitimidad de la Palabra de Dios como un todo. Muchos cuestionan la autoridad de las Sagradas Escrituras con base en el número de traducciones y las diferencias que existen entre ellas. Sin embargo, creo que cuando entendemos lo que las traducciones son, y cómo se realizar, su existencia nos debe llevar a una mayor seguridad y a dar gracias y gloria a Dios por esta diversidad.
Así pues, casi cuatro siglos y medio después de la primera traducción al castellano, me gustaría compartir algunos puntos importantes sobre las diversas traducciones que tenemos.
Las traducciones son necesarias
Cuando Jesús nos mandó a hacer discípulos de todas las naciones (Mt. 28:19-20) y a predicar el evangelio hasta los confines de la tierra (Hec. 1:8), muy probablemente no tenía en mente que, para poder hacer esto, tendríamos que enseñar hebreo, arameo, y griego a cada una de las personas a quienes les fuéramos a compartir el evangelio. De hecho, los apóstoles mismos, y probablemente Jesús también, interactuaban con una traducción de las Escrituras del Antiguo Testamento (escrito originalmente en hebreo y arameo) al griego común, que era la lingua franca de la época. Así que, cuando se nos ordenó llevar esta Palabra de Verdad a todas las naciones, el mandato implícito está en traducir esta Palabra a toda lengua. Para que, al final, toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Jesús es el Señor (Fil. 2:10-11).
Las traducciones nos muestran que Jesús está cumpliendo su promesa
Brevemente, creo que el hecho de que exista múltiples traducciones en múltiples idiomas es una muestra de la promesa que Jesús hizo a Pedro en Mateo 16:18. Jesús verdaderamente está construyendo su iglesia de toda lengua, tribu y nación, y conforme eso sucede, más y más traducciones fieles surgen en distintos idiomas. ¡Anhelo ver el día en que se traduzca la Biblia del hebreo y el griego a todas las lenguas indígenas de nuestro país y de Latinoamérica! Y estoy seguro, que sucederá. ¿Por qué? Porque Jesús está construyendo su iglesia, una iglesia multicultural, conformada por toda lengua, tribu y nación.
Las diferencias pueden ser explicadas
Sí, es cierto que existen diferencias entre distintas traducciones. A veces esas diferencias son muy pequeñas, a veces, son diferencias mayores. Sin embargo, al entender cuál es el proceso con el que se realiza una traducción, es mucho más sencillo entender y explicar estas diferencias. Al momento de traducir, la diversidad de fuentes en el lenguaje original explicará la mayoría de las diferencias más grandes.
Gracias a Dios, los recientes avances en el campo de la Arqueología nos han permitido descubrir manuscritos, papiros, y códices cada vez más antiguos. En el estudio literario, se asume que mientras más cercano sea una copia manuscrita al original en tiempo, es más confiable. A estos manuscritos se les llama testigos. Por ende, suponemos que conforme tenemos más información sobre los testigos más antiguos, tenemos un texto más apegado al original.
Por otro lado, una vez que tenemos nuestra familia de testigos de la cual vamos a traducir, existen dos filosofías para realizar una traducción fiel. Esto es, cuál es nuestra meta al momento de traducir la Escritura con fidelidad.
- Traducción Palabra por Palabra: Regularmente, las traducciones palabra por palabra tratan de traducir, como su nombre lo indica, cada una de las palabras del texto original. El extremo de esto es la producción de los textos interlineares, es decir, aquellos que nos muestran el hebreo y griego originales y debajo, las palabras equivalentes. Las versiones Reina Valera y LBLA tienen esta filosofía de traducción.
- Traducción Idea por Idea: Las traducciones idea por idea, tienen por meta traducir ideas completas del texto, para brindar mayor claridad a los lectores, tratando de preservar lo más posible la literalidad del texto. La versión NVI es quizá la más conocida en esta categoría, pero también está la NTV.
Las traducciones son útiles
Uno de los errores más comunes cuando hablamos acerca de traducciones bíblicas, es decir: ‘esta traducción es la buena’, o ‘esta es mejor que aquella’, o ‘esa es liberal’, etcétera, cómo si hubiera una sola traducción que tuviese la preeminencia por sobre todas las demás. Realmente, no es sabio tener este tipo de discusiones pues contribuyen a la idea de que no se puede confiar en las traducciones bíblicas. Diversas traducciones tienen diversos usos.
Las traducciones palabra por palabra son excelentes a la hora de hacer estudios bíblicos profundos y preparar predicaciones. Las traducciones idea por idea son excelentes elementos para enseñar a niños o a personas que nunca antes han tenido contacto con la Biblia, o con literatura compleja. Así mismo, éstas pueden servir para traer frescura a nuestro estudio devocional de la Escritura.
Pensemos en esto, si llega una persona que apenas está aprendiendo a hablar español, y nunca ha tenido contacto con la Biblia, ¿realmente quiero que aprenda palabra por palabra?
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. (Sa. 1:13-15 RV60)
¿O estaría bien si aprende los conceptos?
Cuando sean tentados, acuérdense de no decir: «Dios me está tentando». Dios nunca es tentado a hacer el mal y jamás tienta a nadie. La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran. De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se deja crecer, da a luz la muerte. (Sa. 1:13-15 NTV)
No debemos olvidar, que lo que creemos en torno a la Palabra de Dios es que es inerrante, inspirada, infalible, suficiente, y autoritativa en los idiomas originales en los que fue escrita, y por ello, cuando existen diferencias significativas en la traducción, siempre debemos apelar a los idiomas originales, no a una traducción específica (CFW. I. VIII).
El hecho de que estemos dispuestos a imponer cargas innecesarias en otras personas para favorecer preferencias personales revela la idolatría de nuestros corazones, no hacia la Palabra de Dios por lo que es, sino a una traducción específica por lo que representa para mí.
El hecho de que estemos dispuestos a imponer cargas innecesarias en otras personas para favorecer preferencias personales revela la idolatría de nuestros corazones, no hacia la Palabra de Dios por lo que es, sino a una traducción específica por lo que representa para mí.
Las traducciones bíblicas son herramientas, y como tales, deben ser utilizadas para el fin para el que fueron hechas. Personalmente, crecí con la RV60, y me encantan las traducciones NBLH y LBLA, sin embargo, prefiero regalar una NTV a alguien con quien me sentaré a estudiar la Biblia por primera vez, y que pueda entender lo que lee, que regalar una Biblia que difícilmente podrá leer. A fin de cuentas, el Nuevo Testamento se escribió en Griego Común, no en un idioma sofisticado.
¡Las Malas Traducciones Sí Existen!
Finalmente, y a modo de advertencia, debemos decir que si bien las traducciones fieles tienen distintos usos y no hay ‘alguna que sea mejor que otra’, las malas traducciones sí existen. Esperen. ¿Qué no esto es una contradicción del punto anterior? No. Permítanme explicarme. Considero una mala traducción a toda aquella que cambia intencionalmente el texto original, u omite el texto original para modificar doctrinas esenciales de la fe cristiana. La filosofía de traducción de estos escritos es conocida como Paráfrasis. El problema de las paráfrasis es que, sin importar su metodología, pierden el elemento más importante de la traducción: fidelidad. No les interesa comunicar la idea original, y mucho menos las palabras originales, sino solamente sus enseñanzas e interpretaciones. Lamentablemente, un ejemplo de paráfrasis es la “biblia” Traducción del Nuevo Mundo, ampliamente utilizada por los Testigos de Jehová.
¿Cómo puedo saber qué traducción es mejor para mí?
En primer lugar, pregúntale a tu pastor. Si el te ama, te ayudará a encontrar la traducción que sea de mayor bendición para tu vida. Lee la introducción de la Biblia que tienes para saber cuál es su filosofía de traducción, y ¡asegúrate de no esta leyendo una paráfrasis! Además, recuerda que siempre podemos adquirir diversas traducciones con el paso del tiempo. Si tienes acceso a internet, en la red se encuentran disponibles prácticamente todas las traducciones de forma gratuita. Tratemos de usar varias traducciones al momento de estudiar un texto bíblico. A veces, una traducción más simple nos ayudará a entender el sentido de una traducción más compleja. Y a veces una más compleja nos ayudará a darle seriedad y peso a lo que una traducción sencilla pueda decir. Recuerda, las traducciones son herramientas que sirven para distintos propósitos. Cuando tengas duda acerca de la traducción de un texto específico, nuevamente, acércate con tu pastor, o tus ancianos de iglesia, y ellos te orientarán con sabiduría y paciencia hacia lo que dice el texto orginal. Por último, siempre puedes contactar al equipo de trabajo de Ministerio Enviados para darnos a conocer tus dudas, y con mucho gusto te podremos orientar.