Una Visión General sobre la Filosofía y la Biblia.
Recuerdo que, incluida en el currículo de bachillerato, estaba la clase de Filosofía. Pasamos por Heráclito, Sócrates, Platón, Aristóteles, hasta pensadores como Kant, Hume y Nietzche. Detestable para muchos, para otros, emocionante, en realidad creo que fue una excelente herramienta junto con las clases de lógica y etimologías grecolatinas. Quizá, también, probablemente mi esposa tenga razón y esto demuestra su proposición de que, al final del día, esto sólo me emociona a mí porque soy un nerd (como me suele llamar con mucho amor). Sin embargo, creo que hay algo más. Creo que hay algo tremendamente interesante en la posibilidad de estudiar cómo la filosofía y la teología se han relacionado a través de las edades.
Definiendo Principios
Etimológicamente, la palabra filosofía, tiene su origen en la combinación de las palabras griegas ‘philos’, que quiere decir amor; y ‘sophia’que quiere decir sabiduría. Así pues, el significado más natural de la palabra filosofía es: Amor a la Sabiduría. Y aunque parece que hemos dado en el clavo al definir sabiduría de esta manera, la cuestión no es tan sencilla. Y la razón es que, ahora tenemos que definir dos palabras más: Amor, y Sabiduría. Nadie, o muy pocos, discuten el significado del amor en este contexto. No se refiere a un amor romántico, sino a un aprecio primordial. Un deseo ferviente de algo, en este caso: la sabiduría.
Aquí es donde todo se complica. Ahora debemos responder la pregunta: ¿qué es la sabiduría? Para los griegos, la sabiduría es una especie de conocimiento elevado al cual se accede ejercitando el intelecto, es decir, la mente. Desde esta perspectiva, no todos tienen la posibilidad de acceder en la misma medida a la sabiduría, sino que es algo más adecuado para los educados y eruditos. Por tanto, el filósofo es el más importante de los oficios en la cultura griega (o por lo menos, para los mismos filósofos). Por otro lado, los judíos también tenían su propio concepto de sabiduría. De hecho, en la Palabra de Dios tenemos toda una sección de libros llamados “De Sabiduría”. Para los judíos, la sabiduría es algo más que simple conocimiento. Para los judíos, la sabiduría además tiene un énfasis en la vida práctica. La Palabra sabiduría en el hebreo ‘khokmah’ (חָכְמָה) tiene una connotación que nos lleva a pensar más en habilidades prácticas para la vida. La Sacra Vulgata, que es la versión de la Biblia en latín que la iglesia utilizó por muchos años, de hecho, engloba los libros de sabiduría bajo el título de Didactici,es decir, enseñanza. La sabiduría para los judíos tiene el propósito de enseñar habilidades prácticas para la vida. Pero quizá la diferencia más notable de todas es dónde podemos encontrar esta sabiduría.
¿Dónde buscamos la Sabiduría? Y ¿por qué?
Para los griegos, la sabiduría se encuentra en ellos mismos. En el esfuerzo y análisis mental y en el ejercicio del pensamiento. Los judíos por su parte, sin renunciar al pensamiento, comprenden que el principio de la sabiduría se encuentra en el temor a Jehová (Proverbios 1:7). Esta, de hecho, será la lucha constante que veremos entre la filosofía del mundo, no importando qué edad sea representada, y la Palabra de Dios.
Esto tiene implicaciones tremendas y nos deja ver realidades preocupantes. Una de las realidades que esto nos permite ver es que el ser humano, desde la caída, ha intentado ser un ser autónomo, un ser independiente, autosuficiente. Es decir, el ser humano intenta con todas sus fuerzas decirle a Dios: No te necesito. El problema es que, como veremos más adelante, el único ser autónomo es Dios, y nosotros dependemos de Dios de una forma total y completa, y esto incluye no únicamente el conocimiento, sino la apreciación de la verdad. El ser humano es tan corrupto, que aún si llegara a la verdad por su propio ejercicio mental, desecharía esta verdad con tal de apartarse de un Dios Santo como lo es Jehová. Pablo nos menciona esto en Romanos capítulo 1 y capítulo 3:10-18 cuando menciona que habiendo visto la creación, la cual nos da testimonio de la realidad de una Creador, cambiamos la verdad de este creador por la mentira, haciéndonos ídolos de lo creado, y nuevamente haciendo énfasis en el hecho que nuestra mente no entiende las cosas de Dios (Rom. 3:11).
El pensamiento judío, por otro lado, reconoce la total dependencia de Dios. De hecho, su historia es una historia de dependencia, y cada vez que el pueblo judío ha tratado de declararse autónomo ante Jehová, han sufrido las consecuencias de sus actos. Esta dependencia se ve reflejada aún en la búsqueda de la verdad y la sabiduría. La mentalidad judía entiende que la forma más segura de acceder a la verdad es por medio de la revelación divina en la Palabra de Dios. El cristianismo reformado actual ha preservado esta mentalidad, por lo que se distingue en gran manera de cualquier otro sistema filosófico en el hecho de que reconoce su entera dependencia de Dios, por medio de la Revelación, es decir, La Biblia, para llegar al pleno conocimiento de la verdad.
En resumen, nuestra razón ha caído, y no está exenta de la depravación total, sin embargo, seguimos buscando autonomía. Seguimos intentando llegar a la verdad por nuestros propios medios. ¿Por qué? Porque así la gloria será para nosotros y no para el Señor. El cristianismo bíblico no sólo reconoce que la sabiduría y la verdad se encuentran en la Palabra de Dios, sino que busca someterse a ella con el propósito de glorificar a Dios. El Dr. John M. Frame lo pone de la siguiente manera:
“Debido a la caída, existe una antítesis entre los creyentes y los no creyentes en todas las áreas de la vida: los creyentes buscan glorificar a Dios en todas las áreas de la vida (1 Cor. 10:31), mientras que los no creyentes buscan vivir de manera autónoma (Gen. 8:21; Isa. 64:6; Rom. 3:10,23). Esto incluye el área del pensamiento, la razón, y el buscar la sabiduría. Si ‘el temor del Señor es el principio de la sabiduría’ (Sal. 111:10), entonces aquellos que no tienen temor del Señor no tienen tan siquiera el principio de la sabiduría. Así pues, Pablo argumenta que ´la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios´(1 Cor. 3:19…) y que la sabiduría de Dios es tontería para el mundo (1 Cor. 1:18…)”[1]
Luego entonces, el problema de la filosofía va más allá de si amamos o no la sabiduría, o incluso más allá de dónde pensamos que la sabiduría se encuentra. Es una cuestión que afecta cada una de las esferas de nuestra vida. Es lo que define si vivimos para nosotros mismos, o para Dios. La cuestión de la filosofía es una cuestión de cosmovisión, es decir, de cómo vemos e interpretamos el universo en el que vivimos.
Entonces, lejos de quedarnos con el significado etimológico de la palabra Filosofía, debemos ir más allá. De nuevo, el Dr. John M. Frame, la define así:
“El intento disciplinado de articular y defender una cosmovisión.”[2]
—¿Qué relación tiene Jerusalén con Atenas?Esta es la pregunta que lanzó Tertuliano en su tratado Sobre Prescripciones contra las Herejías durante el Siglo II.[3]En esta frase, el propósito de Tertuliano era acusar a aquellos que trataban de reconciliar la filosofía con la teología. Y en parte tenía razón, si comprendemos que Atenas representa la filosofía de la autonomía, y Jerusalén la filosofía cristiana. Ahora, esto no significa que como cristianos debamos dejar de estudiar filosofía.
La filosofía es cosa seria, no sólo nos propone una forma de pensar, sino todo un sistema de pensamiento, una cosmovisión que tiene implicaciones. Así pues, en esta serie revisaremos de manera general las grandes propuestas filosóficas y las probaremos duramente contra la verdad objetiva que se encuentra en la Palabra de Dios. Haciendo esto descubriremos que, como dice el predicador, no hay absolutamente nada nuevo debajo del sol, y que ya ha habido personas fieles a la Palabra, antes que nosotros, que han dado respuesta a muchas de las preguntas filosóficas con las que el día de hoy estamos aun luchando.
Glosario:
Autonomía: Capacidad de independencia, no necesitar de nada ni nadie en el sentido más absoluto.
Cosmovisión: La manera como percibimos e interpretamos la realidad.
Filosofía: El intento disciplinado de articular y defender una cosmovisión.
Sabiduría: Conocimientos prácticos que tienen su base en el temor al Señor, y que tienen el propósito de llevarnos a una vida que le de la gloria a Él.
[1]John M Frame, History of Western Philosophy and Theology., 2015.
[2]Frame, History of Western Philosophy and Theology.
[3]Tertullian, “De Praescriptione Haereticorum,” tertullian.org, n.d., http://www.tertullian.org/latin/de_praescriptione_haereticorum.htm.