¿Por Qué Ser Amigo De Un Presbiteriano?…Siendo Yo Bautista
La Inglaterra del siglo XVII tenía un ambiente política y religiosamente turbulento, cosa que Nehemiah Coxe, principal editor de la Confesión Bautista de Fe de Londres de 1689 (CBFL), sabía bien. La unidad de la Iglesia de Cristo en las islas británicas estaba en juego, por lo que en vísperas de la publicación de su Discurso sobre los pactos dudó frecuentemente si darlo a conocer o no, pues quería evitar la controversia con sus hermanos presbiterianos[1]. Coxe defendió toda su vida una perspectiva bautista sobre la teología del pacto, pero también buscaba la unidad entre aquel grupo de iglesias que habían abrazado las verdades de la Reforma, sabiendo que los presbiterianos habían aportado mucho a la conformación de un cuerpo doctrinal y a una vida cristiana piadosa.
Este espíritu muchas veces escasea entre los bautistas, pues algunas veces enfrascados en el debate, las críticas injustas e incluso en la arrogancia, no se alcanza a ver la importancia de la unidad entre hermanos, los beneficios espirituales que esto conlleva y cómo esto finalmente honra y glorifica a Dios.
Recientemente mi hermano Alberto Paredes publicó ¿Por qué ser amigo de un bautista?, artículo que personalmente me llena de alegría, claro está porque soy bautista, pero sobre todo porque en un espíritu de amor mi hermano enfatiza todo lo que nos une como creyentes, como discípulos de Cristo y de todas las bondades de la comunión entre integrantes del pueblo redimido de nuestro Señor.
La verdad es que podría decir las mismas cosas sobre el por qué de ser amigo de un presbiteriano, pero claro, este artículo carecería de sentido si simplemente digo el clásico “como dice mi hermano”, para luego repetir los mismos puntos.
En mi caso, como bautista adherido a la CBFL, desde tiempo atrás siento una gran admiración y afecto por mis hermanos presbiterianos, por lo que quisiera compartir algunas razones por las que llegar a tener amigos de esta denominación en los últimos años me ha bendecido enormemente, esperando que mis palabras sirvan de aliciente para que otros busquen tenerlos también.
Nos Ayuda a Ser Humildes
La jactancia y orgullo denominacional es quizá de los principales obstáculos a vencer en la relación entre bautistas y presbiterianos, por lo que algo que se debe tener en cuenta es que estrechar lazos ayuda a protegerse contra estos pecados.
Los bautistas no inventamos la rueda, no podemos decir que nuestra teología no ha sido en alguna manera influenciada o moldeada por aportes del ala presbiteriana y tampoco deberíamos ver nuestros ministerios como algo que no ha recibido ayuda de hermanos que profesan la fe de Westminster.
Todo bautista debe ver a su hermano presbiteriano como superior a sí mismo (Filipenses 2.3), solo de esa manera estará imitando a Cristo y únicamente de esa forma será posible ver las virtudes cristianas y aportes teológicos que puede uno aprender de ellos. Apartarse de dicha humildad solo llevará a la arrogancia, a deshonrar a nuestros hermanos y a nuestro Padre.
Nos Abre las Posibilidades Para Ser Edificados Ante las Carencias
Muy relacionado al punto anterior, ver todo lo que el presbiterianismo tiene para dar abre a cualquier bautista la oportunidad de ser edificado, sobre todo sabiendo que, aunque históricamente los bautistas nos hemos dado a conocer por nuestra labor evangelística y misionera o aspectos semejantes, muchas veces nuestros ministerios cojean de puntos en los que nuestros hermanos presbiterianos ofrecen un soporte sumamente útil.
Fácilmente uno puede ser edificado por un comentario bíblico de William Hendriksen o con una clase de profundidad teológica y cargada de cuestiones prácticas impartida por R.C Sproul e incluso de la perspicaz apologética de Tim Keller.
Aunque las opciones en español han ido aumentando, es casi innegable que hasta hace unos años muchos de nosotros fuimos introducidos a las doctrinas de la gracia por un presbiteriano, ya sea a través de un libro o un video, por lo que deberíamos glorificar al Señor por eso, pues es sabido que en América Latina, quizá particularmente en México, la doctrina de la soberanía de Dios en la salvación ha sido frecuentemente eclipsada en las iglesias bautistas por el arminianismo y sus implicaciones prácticas en el ministerio.
Es por esto que con gozo podemos decir que entre los presbiterianos hay hermanos elocuentes y poderosos en las Escrituras (Hechos 18.24) y que sabiduría les ha sido dada, algunas veces que escapa a nuestra propia capacidad teológica (2 Pedro 3.15-16), convirtiéndose no en rivales sino en fuentes de ayuda y ejemplo en medio de la obra soberana y providencial de nuestro Señor (1 Corintios 3.6).
Personalmente, ver la formalidad, orden y compromiso teológico en los presbiterianos me hizo pensar cuánto necesitamos de este tipo de virtudes y rasgos entre los bautistas. Ver la forma en la que se organizan y desarrollan áreas de su ministerio me ha mostrado el valor de todo eso. A esto le debo añadir que muchas veces su ejemplo de piedad me ha llevado a reflexionar sobre mi propia carencia de virtudes en áreas de mi carácter, por lo que aprender de sus experiencias y de cómo han vencido en la lucha contra el pecado en un contexto eclesiástico diferente al mío es simplemente aleccionador.
Promueve la Unidad Bíblica
Jesús oró para que aquellos elegidos por el Padre y que habían abrazado el evangelio estuvieran marcados por una evidente unidad que glorificara a Dios (San Juan 17.11). Esto debiera mostrarnos que cualquier actitud o acción que cercene todo vínculo, compañerismo o posibilidad de colaboración entre bautistas y presbiterianos no agrada al Señor.
El hecho de que permanezca firme en mis convicciones sobre el Federalismo 1689, el bautismo de creyentes y el gobierno de la iglesia local no debería llevarme a la conclusión de que es imposible guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Efesios 4.3), el cual es fielmente expresado en el amor, que es el vínculo perfecto (Colosenses 3.14), pero no un amor sentimental que desecha la doctrina, sino aquel que se goza en la verdad (1 Corintios 13.6).
Permanecer juntos en el evangelio y sus implicaciones para la vida y el ministerio, así como en doctrinas como la gracia soberana, puede generar oportunidades de ser edificados y colaborar en proyectos o actividades que promuevan esa unidad, la cual, a diferencia de una división absoluta, sí glorifica a Dios y trae honra a Su Nombre.
…cualquier actitud o acción que cercene todo vínculo, compañerismo o posibilidad de colaboración entre bautistas y presbiterianos no agrada al Señor.
Son Compañeros en la Batalla Cultural
El mundo se abalanza ferozmente contra la Iglesia, no importándole qué denominación sea, por lo que, teniendo tantas doctrinas en común, nuestros hermanos presbiterianos son aliados en la batalla cultural. Temas como la lucha contra el aborto, el rechazo a la ideología de género y el enfrentamiento al posmodernismo son aspectos que tanto bautistas como presbiterianos deben impulsar, sabiendo que ambos deben dar razón de la esperanza que hay en ellos (1 Pedro 3.15). Dicha cooperación contribuirá a la libertad que exista para predicar el evangelio o expresar en la arena pública convicciones cristianas.
Las cualidades propias de ambas denominaciones (expresadas previamente) traerán aportes significativos a dicha batalla cultural, tanto a nivel intelectual como en el estilo de vida que los creyentes deben de tener.
No debemos dar cabida al mundo y al enemigo para dividirnos de manera que el frente común ante la posmodernidad se fracciones y debilite los esfuerzos a favor de la libertad, la vida y la verdad.
Nos Da una Comunión Que Bendice el Alma
Finalmente, ante todo lo mencionado, solo me queda decir que poder llegar a tener amigos de otras iglesias (en este caso presbiterianas) ha traído a mi vida un enorme gozo. Hubo un tiempo en mi vida en que anhelé grandemente poder tener amigos de otras congregaciones. El Señor superó mis expectativas, pues conocer a jóvenes presbiterianos me bendijo en maneras que no pensé que existieran, enseñándome a través de ellos, viendo la obra de Dios en sus vidas, pero también simplemente alegrando mi vida con su amistad, disfrutando de conocerles y saber que, pese a cualquier diferencia secundaria, habían sido redimidos por la misma sangre y de la misma condenación de la cual Cristo me había salvado a mí.
Agradezco al Señor por traer a mi vida a hermanos y hermanas de la fe presbiteriana, sé que sin ellos mi camino a la eternidad no sería el mismo.
Notas:
[1] [1] Denualt, P. (2013). The distinctiveness of the baptist covenant theology: A comparison between seventeenth- century particular baptist and paedobaptist federalism. Vestavia Hills: Solid Ground christian books.