El día de hoy, muchos teólogos se sienten cómodos al interpretar los primeros capítulos del Génesis como un texto poético. Un texto que no debe ser tomado literalmente, y que, por tanto “no contradice en ningún sentido a la ciencia moderna”.
Quizá esta tendencia esté en acenso incluso dentro del espectro de teólogos, pastores, y (por ende) iglesias reformadas. Sin embargo, hoy quiero compartir con ustedes tres razones breves por las que creo firmemente que el relato del Génesis acerca de la creación no solo puede, sino que lo mejor es que sea interpretado literalmente como una narrativa acertada en todo lo que indica.
El libro completo de Génesis está escrito en una forma literaria llamada Narrativa
Muchas personas tienden muy rápido a desechar lo que se encuentra en el Génesis bajo el entendido de que éste no es un libro de ciencias. Y es cierto que no lo es. Como científico, puedo decir que estoy cómodo al decir que el Génesis no es un libro científico. Moisés no está interesado en que nosotros entendamos la relación entre la velocidad de expansión del universo y la velocidad en la que la luz de las estrellas alcanza la tierra. Sin embargo, esto no quiere decir que podamos desechar lo que dice Génesis sobre la creación. Si bien Génesis no es un libro de ciencias, podemos decir que sí es un libro de historia. Esto quiere decir, que el propósito de Moisés al escribir el libro es que comprendamos que todo lo que está relatando son eventos históricos reales.
Una de las características más comunes de la narrativa en el hebreo bíblico es el uso de una construcción gramatical denominada waw-consecutiva. Lo que sucede con esta construcción gramatical es que la primera relación entre el verbo y el agente (aquel que realiza la acción) es seguida por la conjunción “y” seguida del siguiente verbo o acción en la historia. Algo similar sucede cuando nosotros contamos una historia: “Juan estaba en el parque, y se encontró a un amigo, y le propuso jugar fútbol y se enojó al perder el partido…etc.”
Así pues, si bien podemos afirmar que Moisés no tiene por objetivo enseñar ciencia en el Génesis, no podemos decir lo mismo acerca de la historia. Si vamos a desechar una porción del Génesis como históricamente equivocada, entonces, no tenemos motivo para creer en el resto del Génesis, ni en el resto de la Escritura.
Otras visiones de la creación generan más problemas que soluciones.
Algunas personas piensan que el “problema” de los seis días se soluciona al decir que en realidad son períodos de tiempo indefinido, o que toda la narrativa de la creación es más bien un poema épico o un mito.
Generalmente, el propósito de desechar la narrativa de la creación en el Génesis como verdadera historia tiene es el de abrir una brecha por la que el cristiano pueda hacer dos cosas a la vez: En primer lugar, tomar como la Escritura como moralmente autoritativa, mientras que al mismo tiempo toma la ciencia moderna como históricamente precisa.
En muchas ocasiones, la ciencia misma nos vende la idea de que lo que nos está enseñando sobre la creación del cosmos es otro dato científico más. Sin embargo, en realidad, nos está vendiendo una historia; una que va en contra de la historia revelada en la Escritura.
El creyente que desea tomar la historia cientificista de que el universo se formó en miles de millones de años a partir de una gran explosión no está consiente de que la intención de la narrativa cientificista no es poner a Dios como el autor de esa gran explosión, sino quitar por completo a Dios del recuadro. Por ende, las visiones que combinan la teoría de la gran explosión y la narrativa del Génesis no logran el propósito de convencer al cientificista de que hay lugar para Dios en la creación, y sí terminan por sacrificar elementos importantísimos de la fe cristiana.
Una vez que desechamos la narrativa de la creación en el Génesis como históricamente precisa, tenemos otros problemas.
En primer lugar, el Adán de la creación es considerado como un personaje histórico en otros lugares de la Escritura (Gen. 5:1-5; Lc. 3:38, 1 Tim. 2:13-14).
Pero no sólo Adán, sino que la creación y la caída son considerados eventos históricos (Mat. 19:4-5; 1 Tim. 2:13).
Además, la consecuencia de la caída también es considerada como historia verdadera más adelante en la Escritura (Rom. 5:12). De modo que al dejar de creer en el Génesis como historia, debemos asumir que la Escritura comete un error al citar el Génesis y utilizarlo como una realidad histórica.
Por otro lado, la nube de testigos que tenemos sobre los personajes que creen en la narrativa del Génesis como históricamente cierta es impresionante. Judas (Judas 1:14), Oseas (Os. 6:7), Moisés (Ex. 20:11), Lucas, Pablo (Rom 5:12-14; 1 Co. 15:22, 45; 1 Tim. 2:13-14), y aún Jesús (no solo cita directo del Génesis sino que también enseña de todo el Antiguo Testamento en Lc. 24:27), todos creían en la historicidad de la narrativa del Génesis. Desechar la historicidad del Génesis es desechar el testimonio de todos estos testigos.
Históricamente, la iglesia ha creído en una creación de seis días.
Interesantemente, las primeras ocasiones en las que el relato de la creación se comenzó a cuestionar, no fue porque seis días fueran considerados muy poco tiempo, sino mucho. En la mente judía, un Dios todo-poderoso pudo haber creado todo el universo de la nada en un solo instante. No necesitaba de seis días enteros para terminar su creación. De hecho, Calvino responde a esto en sus Institutos (I.xiv.2), diciendo que Dios decide hacerlo de este modo para mostrar no sólo su poder, sino también su sabiduría, bondad y amor paternal para con el hombre. Es decir, el hecho de creer que los seis días en Génesis son otra cosa que seis días de 24 hrs., es en realidad una idea novedosa dentro de la fe judeo-cristiana.
Extra: Las teorías científicas sobre la creación del universo siguen siendo eso, teorías no comprobadas. Y los datos cada vez desmitifican más la idea de una tierra de millones de años, y nos apuntan a una tierra mucho más joven.
El uso de la narrativa como género literario, la consistencia teológica, y la historia de la Iglesia, son sólo tres de las varias razones por las que yo creo que la mejor opción es tomar el Génesis entero como narrativa histórica verdadera. Aún así, estoy seguro de que más preguntas se generarán si tomamos la creación en seis días como un evento histórico. Sin embargo, ese es tema para otra ocasión.