6 Nov 2021

Los Dones del Espíritu: Concepto

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Por Dr. J. Alberto Paredes

El tema de los dones espirituales es uno que está rodeado de controversia, y para el cual, incluso entre evangélicos reformados, hay una multiplicidad de posturas. Así que, desde principio, quiero decir precisamente esto: que hay hermanos conservadores y fieles con los que podemos, en un espíritu de amor y paciencia, discrepar honestamente sin perder la comunión y la hermandad en Cristo.

¿Qué es un don espiritual? ¿Siguen operando hoy en día? Si es así, ¿cada cristiano tiene uno? ¿Para qué son?

Por supuesto, en un breve artículo (o serie), no vamos a ser capaces de ver cada detalle acerca del Espíritu y sus dones para la iglesia, pero, de ser posible, mi propósito es que al final de esta breve serie seas capaz de entender lo que estoy convencido que la Biblia enseña con respecto a los dones del Espíritu. Me gustaría que tengamos una visión equilibrada de cuáles son los Dones del Espíritu y su lugar en nuestras vidas. 

Definiendo Conceptos

Los Dones Espirituales, o los Dones del Espíritu, son habilidades dadas por Dios a su pueblo del pacto otorgadas como muestras de la gracia de Dios para la edificación de la Iglesia.

¿El Qué?

Dios dio habilidades… muestras de la gracia de Dios…

El término don del Espíritu, viene del término griego carismata que significa regalos. La raíz de esa palabra es charis, que significa gracia o favor.[1]

Dios es, de hecho, la fuente de esta gracia. Él es capaz de dar los dones y quitarlos (1 Co. 12:4-6). Dado que son habilidades, están destinadas a ser puestas en práctica. En otras palabras, los Dones Espirituales deben ser ejercidos.

Como todo lo demás en nuestro caminar con el Señor, estos dones no están relacionados con nuestras obras para obtenerlos (Hec 8:18-20). Los recibimos gratuitamente del Señor y para su gloria (Ro 12:6).

Esto quiere decir que jactarse de nuestro tipo de don o no considerar nuestro don particular tan bueno como cualquier otro es inconsistente con la realidad de que estos dones son muestras de la gracia de Dios. Debemos apreciar tanto nuestros dones como los dones de los demás debido a su fuente, el Espíritu Santo. 

¿El Quién?

… para su pueblo del pacto…

Notemos la diferencia entre decir a los elegidos y al pueblo del pacto.

La iglesia de hoy es una mezcla de ovejas y cabras, trigo y cizaña. Parece haber indicaciones en las Escrituras de que algunas personas dentro de la Comunidad del Pacto por un tiempo limitado, pueden participar de algunos dones espirituales, solo para perderlos después de apostatar. 

Tres ejemplos:

  1. El Rey Saúl. El rey Saúl profetiza al inicio de su ministerio cuando es ungido rey (1 Sa 10:10), pero después de su pecado, el Espíritu lo deja de una vez por todas (1 Sa 16:14).
  2. Judas Iscariote: Los doce apóstoles son enviados por Jesús con poder y autoridad para obrar actos milagrosos (Mc 6:7, Lc 9:1-2). Judas Iscariote, quien habría de traicionar a Jesús, es listado junto con el resto en Mateo 10:4. Sin embargo, sabemos que Judas es descrito como el hijo de perdición (Jn 17:12). 
  3. Hebreos 6:4-6. Es imposible para aquellos que… han probado el don celestial han compartido en el Espíritu Santo… y los poderes de la era venidera… y luego se han alejado, para restaurarlos de nuevo al arrepentimiento, ya que están crucificando una vez más al Hijo de Dios para su propio daño.

En cambio, son sólo los elegidos los que continúan teniendo, practicando y perfeccionando estos dones hasta el Día del Señor. (Ef. 4:12-16; Fil. 1:6).

Esto nos debe llevar a reflexionar. Aunque los dones son muy importantes, no debemos confiar en ellos como nuestra máxima certeza de salvación. Al mismo tiempo, si tienes dificultades para identificar tu don, sabe que 1) tienes uno, y 2) que este don te ayudará a ti y a otros a crecer hasta llegar a ser la imagen de Cristo, por tanto, ¡ocúpate en encontrar tu don! Puedes preguntar a tu pastor y otros hermanos para que te ayuden a identificarlo. Otra excelente forma de encontrar tu don es mediante el servicio en distintos ministerios en la iglesia. El servir te ayudará a experimentar distintos ambientes en los que la iglesia es edificada de formas distintas.

¿El Por qué?

…para la edificación de la iglesia.

Cuando estudiamos los dones del Espíritu, existen tres textos claves que debemos considerar:  Romanos 12, 1 Corintios 12, y Efesios 4.

Es interesante notar que, en todos estos pasajes Pablo usa también la analogía del Cristo como cabeza de la iglesia, y de nosotros como miembros de un solo cuerpo. La analogía muestra la dependencia de la Cabeza, que es Cristo, y la interdependencia entre nosotros para que podamos funcionar como un solo cuerpo de creyentes. Por lo tanto, la analogía nos enseña que estos dones son con el propósito de servirnos unos a otros para la gloria de Dios. Puesto de forma más simple, los dones sirven para edificar la iglesia de Cristo.

Romanos 12:6 nos manda a usar estos dones. 1 Corintios 12-14 sigue el siguiente patrón: En el capítulo 12 se encuentra la lista (no exhaustiva) de dones espirituales y analogía de un solo cuerpo. El capítulo 13 nos habla del amor como una característica de nivel superior a cualquier don espiritual, sin la cual ningún don es útil. El capítulo 14 nos dice explícitamente que los dones espirituales son para la edificación de la iglesia ¡en siete ocasiones!

Por último, Efesios 4:11-16 dice lo siguiente:

Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error; sino que hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo, de quien todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen), conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor.

De nueva cuenta, esto nos muestra que la importancia de nuestro don no se basa en su naturaleza en comparación con otros dones dentro del cuerpo, sino en el hecho de que todos ellos vienen de Dios, a través de Cristo, nuestra cabeza, por el Espíritu, y todos son necesarios para la edificación de la iglesia.

En el siguiente artículo, comenzaremos a responder algunas preguntas específicas sobre los dones espirituales. La primera de las cuales será: ¿Por qué se llaman dones del Espíritu?


[1] Mounce, El léxico analítico del Nuevo Testamento griego, 480.

Médico graduado de la Universidad Anáhuac Mayab. Director y Fundador de Enviados México. Maestro en Divinidad y Maestro en Estudios Teológicos, y por el Seminario Teológico Reformado de Charlotte, Carolina del Norte. Autor del libro “Santa Cena Virtual”. Ha publicado entradas en otros ministerios como Dios es Santo; y artículos oficiales en el Christian Research Institute. Pasión creciente por la Palabra, y pasión por Latinoamérica.

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