Leyendo Para una Vida de Piedad
Si ya llevas algún tiempo como cristiano, probablemente has escuchado el siguiente eslogan: “La mucha letra mata”. Este es sin duda alguna, uno de los eslóganes que ha causado más daño al pueblo de Dios en los últimos años.
La lógica de eslogan es la siguiente: El conocimiento hace que las personas sin inflen cual globo lo cual los lleva a un estado de orgullo intelectual que los hace fríos ante los demás y ante Dios mismo.
Para ser sinceros, la idea detrás del eslogan no está del todo lejos de la verdad, el conocimiento mal encaminado si puede llevarnos a un estado de indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios. El problema se encuentra en que (1) La fuente del eslogan no nace de una buena interpretación bíblica (2) Que en algunas ocasiones el conocimiento mal encaminado nos lleve a un estado de “ortodoxia fría” no significa que el conocimiento en sí mismo es lo malo.
Con respecto al primer punto, la frase en si surge de 2 Corintios 3:6 “el cual también nos hizo suficientes como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.” De acuerdo a los propagadores del eslogan, “la letra” en este texto hace referencia al cúmulo de conocimiento que una persona puede adquirir, por lo tanto, esa “letra” que el hombre adquiere “mata”, mata la vida cristiana, mata el amor, mata los sentimientos.
El problema con esta interpretación es que el texto no está hablando de eso, si observas el contexto, el texto en realidad está hablando del “antiguo pacto” (el pacto mosaico) y del “nuevo pacto”. El antiguo pacto era el de la letra y era este pacto el que traía muerte al que no cumpliera. Por lo tanto, el texto en ningún momento está arremetiendo contra la adquisición de conocimiento.[1]
Por otro lado, tratando con el segundo punto, es cierto que en algunos casos la búsqueda de conocimiento mal encaminada puede llevarnos a convertirnos en “bibliotecas ambulantes” que no practican la Palabra. Pero acusar al conocimiento de provocar eso sería tan falaz como acusar a alguien de ser un Nazi solo porque siente atracción por la música de Richard Wagner de la misma manera que Hitler sentía atracción por su música.
Habiendo dicho esto, las Escrituras sí nos demandan leer la Palabra de manera “piadosa”. Es decir, encaminada a una vida de piedad. A lo largo de la historia de la iglesia, el péndulo se ha ido moviendo desde el extremo intelectualista de la ortodoxia fría hasta el otro extremo anti intelectual de la falsa espiritualidad. Hubo momentos en donde se puso demasiado énfasis en la doctrina cristiana en detrimento de la vida piadosa y como respuesta la siguiente generación buscó equilibrar la balanza recobrando la vida piadosa de la vida cristiana.
A lo largo de la historia de la iglesia, el péndulo se ha ido moviendo desde el extremo intelectualista de la ortodoxia fría hasta el otro extremo anti intelectual de la falsa espiritualidad.
Un ejemplo de esto fue la creación de las llamadas “Collegia Pietatis” que significa “Escuelas de Piedad”. Estas eran reuniones de cristianos que se congregaban para el estudio de las escrituras y de literatura devocional. De acuerdo a la Enciclopedia Británica “El concepto fue introducido por primera vez en el siglo XVI por el reformador protestante alemán Martin Bucer, uno de los primeros asociados de Juan Calvino en Estrasburgo. Philipp Jakob Spener adoptó la idea un siglo después en un esfuerzo por contrarrestar lo que percibía como la indiferencia moral y espiritual de las iglesias protestantes” y además también para “implementar un programa de reforma que girara en torno al estudio de la Biblia, los ejercicios devocionales y la piedad personal.”[2].
Por lo tanto, es útil que al leer las escrituras, recuerdes 2 Timoteo 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”. Observa que la Palabra que es inspirada, es útil para “instruir en justicia” con el propósito de que el hombre de Dios esté preparado “para toda buena obra”. (Énfasis personal).
La próxima vez que te encuentres estudiando las Escrituras, pregúntate:
- ¿De qué manera el texto que estoy estudiando me impulsa a amar a Dios?
- ¿De qué manera el texto que estoy estudiando me impulsa a amar a mi prójimo y/o enemigos?
- ¿De qué manera el texto en cuestión me impulsa a orar?
Notas:
[1] Para más sobre este texto y su interpretación, ver https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/quiere-decir-la-letra-mata-espiritu-vivifica/
[2] https://www.britannica.com/topic/collegia-pietatis
Comentario Editorial
Aprobado para publicación. Programado 6 – Agosto 2020