Al observar el ministerio del Apóstol y siervo del Señor Jesucristo Pablo, nos damos cuenta que la forma en la que él concebía hacer el ministerio de la obra de Dios a la cual fue llamado era en equipo. No sólo formaban parte de su equipo hermanos maduros en la fe, si no que en su visión de dar continuidad a las iglesias que eran establecidas, “plantadas” , él veía además la necesidad de entrenar en la práctica a jóvenes para el ministerio de consolidar, dar seguimiento y extender las obras ya establecidas.
Sin lugar a dudas el trabajo que Pablo realizaba en sus viajes misioneros estableciendo congregaciones era sólo el inicio de la obra. Para darle continuidad y cuidar de las iglesias Pablo, guiado por el Espíritu Santo, elige para llevar consigo en varios de sus viajes misioneros a jóvenes temerosos del Señor.
Hablemos de Tito
Cualidades particulares de Tito son mencionadas por el apóstol Pablo: desde el inicio de su ministerio misionero fue acompañante del apóstol (Gál 2:1,3), fue mensajero fiel del apóstol llevando las cartas dirigidas a las iglesias en Corinto y regresando con los informes solicitados (2 Cor 7:6, 13). Además, animó a las iglesias de Macedonia a pesar de su pobreza a ayudar económicamente a los necesitados en la iglesia de Jerusalén, y fue enviado a los Corintios para enseñarles lo mismo. Pablo lo llama compañero y colaborador ( 2 Co.8:23) y mi verdadero hijo en esta fe que compartimos ( Tt.1:4)
El ministerio de la mentoría es algo que corre por toda la Escritura. Moisés entrenó a Josué, Elí a Samuel, del ministerio levítico que se desarrollaba desde el tabernáculo se dice que “entraba a ministrar el maestro junto con el discípulo”(1 Cr. 25:8). El mismo Señor Jesucristo, nuestro maestro por excelencia entrenó a doce hombres “para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar”.
Cada uno de nosotros que tenemos el privilegio y la bendición de estar al frente de un liderazgo en la congregación, con la ayuda y dirección del Espíritu Santo, somos llamados a entrenar a las generaciones más jóvenes “para que hagan la obra del ministerio”, para dar seguimiento y consolidar la obra de Dios y así seguir extendiendo Su reino.
Ahora Hablemos de Nosotros
Esta tarea demanda de nuestra parte ser considerados por los más jóvenes también como dignos de ser seguidos. De Moisés se dice que “ prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios que gozar de los deleites temporales del pecado” (He. 11:25). De Josué se dice que “El Señor estaba con Josué como estuvo con Moisés y que estaba lleno del Espíritu de Sabiduría” (Jos. 3:7; Dt. 34:9) …De Pablo, sabemos que era un “apóstol y siervo de Jesucristo” y por sobre todo liderazgo humano, imitar el liderazgo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, un liderazgo de siervo.
¿Qué Podemos Aprender?
Un liderazgo sano en la iglesia deberá promover constantemente el reclutamiento y la capacitación teológica y práctica de las generaciones que vienen detrás de nosotros. Debemos colaborar en la obra de nuestro Señor en equipo para ser efectivos y eficaces, y así, por su gracia, lograr que siga adelante creciendo. Debemos también tener la visión de darle continuidad a través de un reclutamiento bíblico.
El Señor nos ayude a invertir tiempo, recursos y la propia vida en esta tarea.