El apóstol Pedro escribió las siguientes palabras:
❖ Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros. (1 Pe. 3:15b-16a, RV60)
❖ Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con gentileza y respeto. (1 Pe. 3:15b-16a, NVI)
Como podemos ver,
❖ el cristiano es llamado a dar defensa, esto es, a responder o explicar bíblicamente acerca de la esperanza que tiene en Cristo.
❖ esta defensa requiere de preparación. Como bien escribe Kistemaker: “debemos conocer la enseñanza de la Biblia y de la doctrina cristiana para poder estar siempre listos para dar una respuesta.”
❖ esta defensa de la esperanza cristiana también ha de ser realizada con humildad y respeto.
¿Cuál es el propósito de hacer todo esto? El propósito es doble:
❖ Hacer evidente que el cristianismo es verdadero y totalmente coherente defendiendo esa verdad ante todas las demás creencias seculares. Como diría Cornelio Van Til, es la “vindicación de la filosofía cristiana de la vida en contra de las varias formas de filosofía no-cristiana de la vida.”
❖ Guiar a las personas hacia Cristo. La defensa de la fe es también una especie de Pre-evangelismo. Es decir, tratamos primero de quitar las dudas de las personas para entonces dirigirlos a la obra de Cristo, llamándolos a que pongan su confianza en El para salvación. Un texto que habla de estos dos propósitos es 2 Co.10:4-5, donde Pablo escribe:
a. Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos (esto tiene que ver con el primer propósito).
b. Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las personas a obedecer a Cristo (esto habla sobre el segundo propósito).
En otras palabras, no se trata sólo de defender la fe y ya, se trata también presentarles el glorioso evangelio de la gracia.
¡Toda esta tarea de defender la fe recibe el nombre técnico de APOLOGÉTICA!
Definición
Exploremos ahora un poco más sobre esta importarte disciplina teológica. El término apologética se deriva del griego apologia, que quiere decir defensa. En el mundo antiguo, esta palabra se usaba en escenarios legales. Dos ejemplos de esto son con el filósofo Sócrates, quien dio su famosa apología ante el tribunal de Atenas y con el apóstol Pablo quien se defendió delante de los oficiales romanos (Hch. 24:10; 25:8). Al aplicarse al cristianismo, la apologética tiene que ver con defender las verdades de la fe cristiana. Tradicionalmente, esta tarea se lleva a cabo mediante dos estrategias. La apologética negativa o defensiva y la apologética positiva u ofensiva. En la defensiva se busca refutar y contestar las objeciones que la gente levanta contra el cristianismo mientras que en la apologética ofensiva se busca presentar razones o argumentos a favor del cristianismo. Generalmente, en esta estrategia se hacen críticas a los diferentes sistemas de pensamiento y se ofrece un caso bíblico e intelectual a favor de la fe cristiana.
Metodología
El punto de mayor desacuerdo entre los apologistas es en relación con la metodología. Es decir, hay desacuerdo sobre qué clase de argumentación es licito usar al defender la fe y en cómo debe dialogarse con un incrédulo. Estas diferencias han causado que existan cuatro principales sistemas o métodos de apologética.
1. El método clásico es el acercamiento intelectual que comienza con la teología natural (i.e. la que se basa en la revelación general) con el fin de establecer la existencia de Dios o teísmo. Una vez logrado ese punto, el método avanza presentando evidencias históricas para la deidad de Cristo, su resurrección y la confiabilidad de las Escrituras para mostrar con ellos que el teísmo cristiano es la correcta cosmovisión. La razón por la que recibe el nombre de método “clásico” es porque ha sido el método que algunos de los apologistas más prominentes de siglos pasados como Tomás de Aquino usaron. Entre los apologistas clásicos contemporáneos están William Lane Craig y R.C. Sproul.
2. El método evidencialista es similar al clásico, pero difiere en que creen que los milagros prueban en cierto sentido la existencia de Dios. Por esa razón su argumentación comienza dando razones históricas a favor del milagro de la resurrección de Cristo para luego argumentar que un evento tan inusual como ese se entiende únicamente si existe el Dios de la Biblia. Una vez establecida la existencia de Dios por medio de la resurrección milagrosa de Cristo, el evidencialista argumentará que la resurrección también valida las declaraciones de que Jesús es divino y de que las Escrituras son la palabra de Dios. Algunos de los proponentes de esta escuela son Clark Pinnock y Gary Habermas.
3. El método acumulativo surgió porque algunos filósofos cristianos no estaban satisfechos con los dos métodos anteriores. Por esa razón comenzaron a construir un método menos formal, es decir, con menor énfasis en el razonamiento deductivo e inductivo y en vez de eso, tomar diferentes clases de evidencias (históricas, la realidad de experiencias religiosas, el valor de la moralidad, etc.) con el fin de demostrar que, entre todas las cosmovisiones existentes, el cristianismo es la que tiene más sentido pues explica mejor todos los asuntos de la vida. C.S Lewis sería un apologista acumulativo.
4. El método presuposicionalista es el acercamiento apologético que comienza la defensa de la fe presuponiendo que el cristianismo es la verdad. Es decir, su punto de partida al momento de argumentar es la afirmación de que las Escrituras son la base para conocer la verdad. Por consiguiente, los presuposicionalistas argumentarán usando la Biblia para mostrar su verdad y autoridad y para revelar las inconsistencias de las demás cosmovisiones. Esto no quiere decir que no utilicen otros argumentos clásicos basados en la teología natural, sin embargo, no es su principal enfoque. Cornelio Van Til y John Frame son considerados apologistas presuposicionalistas.
El mejor método
Sin entrar en muchos detalles, considero que el método clásico y el presuposicionalista son los mejores caminos para tomar al momento de hacer apologética reformada, ya que ambos honran a la revelación especial como a la revelación general. Por supuesto, de diferentes formas cada uno. Ahora, si hemos de escoger sólo un camino apologético, creo que el método basado en la presuposición bíblica es el que deberíamos abrazar.
¿Qué sigue ahora?
En esta breve serie, estaremos haciendo apologética defensiva, es decir, refutaremos y contestaremos algunas de las objeciones que la gente ha levantado contra el cristianismo y lo haremos utilizando el método clásico y presuposicionalista. ¿Estás listo?