4 Dic 2018

Constitución Moral: ¿La Esperanza o La Ruina de México?

Si nos preguntáramos qué es lo que está debajo de todo este movimiento transformador del nuevo Presidente de la República, ¿qué responderíamos? ¿Una necesidad de cambio? ¿Una buena y loable intención del nuevo presidente? Las buenas noticias son que no tenemos que quebrarnos la cabeza para descifrar la respuesta a esta pregunta…
Por Pbro. Luis García

Nota preliminar:

“Lo que ya ha acontecido volverá a acontecer; lo que ya se ha hecho se volverá a hacer ¡y no hay nada nuevo bajo el sol! (Ecle.1:9).

Aprender de los errores del pasado, nos ayudará a estar en una mejor posición para no caer en ellos en el presente!

I. ¿Constitución moral?

Empecemos entendiendo lo que pretende ser esta constitución moral. Este documento que el Gobierno procura establecer constituye la parte o pieza principal en la estrategia que busca lograr la “cuarta transformación” en México. En palabras del equipo de AMLO, esta constitución moral consiste en “una transformación cultural, de valores y de prácticas; un cambio en las mentalidades hacia la construcción de una ciudadanía democrática, respetuosa de la diversidad étnica, social, cultural, sexual, de pensamiento y creencias. La regeneración ética [i.e. constitución moral] de la sociedad implica emprender la tarea de cambiar los valores que han legitimado el modelo neoliberal que divide hoy la sociedad entre ganadores (los pocos) y los perdedores (la mayoría).”
Por si no quedó claro, Verónica Velasco, parte del mismo equipo del Presidente nos disipa las dudas: “¿Con qué ideas podemos hacerle frente al contexto actual? ¿Cómo podemos acompañar el cambio de régimen y lograr la cuarta transformación que nos ha propuesto Andrés Manuel? De eso se tratan estos diálogos, de reunir ideas y construir en conjunto un catalogo de principios y de valores morales que sean un marco de referencia que nos orienten e inspiren para elevar la estima social y nacional que tanto han mancillado los políticos corruptos del viejo régimen por su falta de decoro y honradez.”

II. Haciendo evidente lo obvio

Si nos preguntáramos qué es lo que está debajo de todo este movimiento transformador del Mandatario de México, ¿qué responderíamos? ¿Una necesidad de cambio? ¿Una buena y loable intención del nuevo presidente?
Las buenas noticias son que no tenemos que quebrarnos la cabeza para descifrar la respuesta a esta pregunta. En su carta de Convocatoria que el presidente Obrador dirige a la nación, él mismo nos la da: “Una constitución moral basada en valores democráticos, laicos y republicanos, cuyo autor principal, sea una ciudadanía informada, activa y participativa.” A esto, el presidente AMLO añade que “trasformar la vida pública requiere de un cambio de condiciones materiales del pueblo y también una trasformación ética y espiritual.”
Lo que AMLO busca es claro. Él quiere que México experimente un cambio “espiritual”; un cambio de cosmovisión en el pueblo mexicano sobre temas como “la persona, la familia, la sociedad, la patria, la especie humana y la naturaleza”. Ahora bien, México sí necesita un cambio de cosmovisión, sin embargo, no con la estrategia que tiene el Presidente en mente de que sea la sociedad misma la que lleve a cabo o determine, en conjunto con el Estado, el código de ética y espiritualidad para México. Pero ¿por qué sería esto tan grave para nuestro país? Por tres sencillas, pero profundas razones:

1. El Estado, por quien debemos orar, no existe para determinar lo que es bueno y malo, ni mucho menos una cosmovisión de vida. De acuerdo con las Escrituras, que son la regla máxima de autoridad, la ética o moralidad ya ha sido determinada por Dios y revelada en la Biblia (Deut.6:4-5; Ex.20:1-17) para reflejar su santo carácter y para ser obedecida, no cambiada por el Gobierno. Además, la función del Gobierno es claramente expuesta en pasajes bíblicos como Romanos 13:1-4 y Proverbios 31:1-9 como aquella esfera de la vida que Dios ha puesto “para la defensa y aliento de los que son buenos y para el castigo de los malhechores” (Confesión de Fe de Westminster, Cap. 23, art.1). Por lo tanto, no debe intervenir o tomar para sí una función que no le corresponde. De hecho, es la iglesia la que está encargada de enseñar y promover lo que el Señor ya ha dicho sobre el tema de la moralidad en su Palabra. Violar estos límites, significa entonces quebrantar la soberanía que cada esfera de la vida humana posee por determinación divina.

2. Si dejamos que el hombre o la sociedad sea el rector máximo para la moralidad de una nación, nos encontraríamos en una situación sumamente peligrosa. Es aquí donde entra la historia para recordarnos lo siguiente:

a. Protágoras, considerado en el siglo quinto como el más prominente filósofo sofista de Atenas, impactó a Grecia con su famoso dicho, homo mensura, que literalmente significa “el hombre, la medida”. Con estas palabras, él declaraba que el ser humano era la medida de todas las cosas, que todo en la vida estaba bajo la medida o determinación del hombre. Esto, por supuesto, era únicamente el eco de aquella primera pareja en el Jardín del Edén que quiso liberarse de la norma moral de Dios e implementar la propia. Grudem escribe: “Dios había dicho que era moralmente correcto para Adán y Eva no comer del fruto de aquel árbol (Gen.2:17). Pero la serpiente sugirió que estaría bien el comer, y que al hacerlo Adán y Eva llegarían ‘a ser como Dios’ (Gen.3:5). Eva confió en su propia evaluación de lo que era recto y de lo que sería bueno para ella, en vez de permitir que la Palabra de Dios definiera lo que era bueno o malo (Gen. 3:6).”

La filosofía entonces de Protágoras dio comienzo oficial al humanismo como corriente filosófica. Es por esta razón que los historiadores lo consideran como el padre del humanismo antiguo. El humanismo que Protágoras estaba sembrando consistía en poner al hombre como la realidad última de todas las cosas. Su humanismo era sinónimo de antropocentrismo, en donde la realidad central y la máxima autoridad para todo asunto en la vida era el ser humano, y puesto que cada hombre piensa, interpreta y percibe de forma distinta, entonces eso hacía que las verdades absolutas o universales no existieran para este sofista. Por consiguiente, el humanismo de Protágoras era también relativista. Esto significa que lo que era verdad para alguien, puede ser falso para otro o lo que fue verdad en determinado tiempo, puede no serlo ahora. En otras palabras, Protágoras creía que todo asunto en la vida era un asunto de preferencias, en donde la preferencia o percepción de la persona era la verdad para esa persona, aunque no para otra. Por ejemplo, en la ética él decía que las reglas o leyes morales son sólo principios convencionales que la sociedad debe determinar. Es decir, la ciudadanía era la responsable de establecer lo que es bueno y malo de acuerdo con las preferencias dominantes de dicha sociedad.

b. Como podemos ver, ese cuadro histórico se asemeja mucho a nuestra realidad actual, confirmando así las palabras de Eclesiastés que nos dicen que “lo que ya se ha hecho se volverá a hacer” (1:9). Sin embargo, ¿Por qué es tan peligroso e incorrecto que el hombre sea la medida para la moralidad?

c. La respuesta nos la da Pablo al describir al ser humano en su estado natural. Observemos con cuidado cada palabra y pensemos si alguien con ese perfil, (además de que no es parte de su deber), es adecuado para decir lo que es bueno y malo.

A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios 23 y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles (Rom.1:21-23).
• Así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!» «Su garganta es un sepulcro abierto; con su lengua profieren engaños.» «¡Veneno de víbora hay en sus labios!» «Llena está su boca de maldiciones y de amargura.» «Veloces son sus pies para ir a derramar sangre; 16 dejan ruina y miseria en sus caminos, y no conocen la senda de la paz.» «No hay temor de Dios delante de sus ojos. (Rom.3:10-18).

¿Crees que sea buena idea dejar que el hombre dicte la ética para una nación? No lo creo. El hombre fue creado por Dios para servirle en obediencia y no para determinar el código moral de un país.

3. Permitir que la sociedad sea el “autor principal” en la creación de una constitución moral resultará, como lo hizo en tiempos de los sofistas griegos del quinto siglo a.C., en una terrible situación relativista en la cual será más difícil de lo que es ahora, hablar de verdades objetivas establecidas por un Ser absoluto y perfecto llamado Dios. Además, si se llegara a realizar dicha constitución, lo que tendríamos sería algo como una síntesis de ideas paganas que sólo resultara en el alejamiento de la nación de Aquel que la puede salvar.

III. El patrón de la transformación verdadera

Ninguna transformación que venga de un Estado antibíblico podrá producir cambios que honren a Dios. Es decir, ningún movimiento político que no tenga como base las Escrituras y el Evangelio podrá ofrecer esperanza espiritual para un país.
La dinámica de una transformación nacional sí es posible, pero no con la estrategia que nuestro Presidente quiere implementar. De acuerdo con la Biblia el patrón del cambio es diferente a lo que propone la cuarta transformación. Nos basta observar un ejemplo para darnos cuenta de esto.

Entonces el rey mandó convocar a todos los ancianos de Judá y Jerusalén. Acompañado de toda la gente de Judá, de los habitantes de Jerusalén, de los sacerdotes, de los profetas y, en fin, de la nación entera, desde el más pequeño hasta el más grande, el rey subió al templo del Señor. Y en presencia de ellos leyó todo lo que está escrito en el libro del pacto que fue hallado en el templo del Señor. Después se puso de pie junto a la columna, y en presencia del Señor renovó el pacto. Se comprometió a seguir al Señor y a cumplir, de todo corazón y con toda el alma, sus mandamientos, sus preceptos y sus decretos, reafirmando así las palabras del pacto que están escritas en ese libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto. Luego el rey ordenó al sumo sacerdote Jilquías, a los sacerdotes de segundo rango y a los porteros, que sacaran del templo del Señor todos los objetos consagrados a Baal, a Aserá y a todos los astros del cielo. Hizo que los quemaran en los campos de Cedrón, a las afueras de Jerusalén, y que llevaran las cenizas a Betel (2 Re.23:1–4).

En este pasaje podemos ver, dos elementos fundamentales que transformaron a la nación de Israel y el resultado de dicha transformación:

1. El regreso a la Biblia
“Y en presencia de ellos leyó todo lo que está escrito en el libro del pacto que fue hallado en el templo del SEÑOR. Después se puso de pie junto a la columna, y en presencia del SEÑOR renovó el pacto. Se comprometió a seguir al SEÑOR y a cumplir, de todo corazón y con toda el alma, sus mandamientos, sus preceptos y sus decretos, reafirmando así las palabras del pacto que están escritas en ese libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.”
2. La purificación del pueblo de Dios
“Hizo que los quemaran en los campos de Cedrón, a las afueras de Jerusalén, y que llevaran las cenizas a Betel.”

Como podemos darnos cuenta, a menos que se regrese a las Escrituras, se arrepienta el
pueblo mexicano y crea en el evangelio de Jesús, nunca experimentará una verdadera transformación que le conceda paz con Dios, gozo eterno en el Señor y bendición nacional.

IV. ¿Cómo debemos entonces vivir?

Lo que se requiere es que 1) la Iglesia de Cristo (todas las denominaciones evangélicas), 2) las organizaciones cristianas (seminarios, institutos bíblicos, escuelas, hospitales, etc.), 3) las familias temerosas de Dios y 4) cada creyente levante su voz en inconformidad con esta estrategia del Estado planteando con escritos oficiales la esencia de lo que se ha dicho en este artículo y enviándolos al siguiente correo electrónico aportaciones@constitucionmoral.mx siguiendo las instrucciones encontradas en la página web, http://www.constitucionmoral.mx/#carta.
Pero también se requiere que el pueblo de Dios cumpla con lo que es, esto es, “la sal de la tierra… y la luz del mundo” (Mt.5:13-14). En otras palabras, que cumpla con su llamado de proclamar la luz del Evangelio de Cristo, el cual es la verdadera esperanza de México y con su llamamiento de vivir en oposición al pecado conduciéndonos en este mundo de acuerdo con nuestra cosmovisión bíblica. En palabras de Jesús: “Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo (Mt 5.16).”

Por consiguiente, no serviremos para nada en lo relacionado con influir, impactar y transformar a nuestra cultura y sociedad, si vivimos vidas paganas, vidas egoístas, soberbias, rencorosas y hambrientas de éxito y poder a expensas de la justicia y quedándonos callados. Si vivimos como el mundo, perdemos nuestras cualidades como la sal y la luz de la tierra. Pero si vivimos proclamando el Evangelio, si vimos practicando la santidad, si caminamos alzando en alto nuestra cosmovisión cristiana sobre estos temas, entonces seremos agentes útiles en el reino de Dios. Y aunque es verdad que nada de lo que logremos, materialmente hablando o en asuntos de avance cultural aquí en la tierra entrará a los cielos nuevos y tierra nueva, al menos estaremos gozosos y agradecidos con Dios de que nos ayudó para ser siervos fieles a su llamado y de que no desperdiciamos nuestro tiempo ni nuestra vida en esta tierra de dolor y aflicción.

Referencias:

“Convocatoria para una Constitución Moral”: https://www.youtube.com/watch?v=lzcFV9mcfZw

http://www.constitucionmoral.mx/#carta

Grudem, G. (2007). Teología Sistemática. Miami, FL: Editorial Vida.

Licenciado en Sagrada Teología del Seminario Teológico Presbiteriano San Pablo de Merida, Yucatan y profesor del mismo desde el 2015 en las areas de Biblia y Teología. Pastor ordenado por la Iglesia Nacional Presbiteriana de Mexico desde el 2015 y autor del libro Post tenebras, lux: Recobrando la doctrina reformada. Puedes seguir su contenido en https://www.facebook.com/SoliDeoGloria8/

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