2 Abr 2019

Historia de la Iglesia (controversias teológicas)

¿Cómo respondió la Iglesia ante el arrianismo y pelagianismo? ¿Vemos algún eco de estas antiguas herejías en la actualidad?
Por Pbro. Luis García

Las controversias teológicas

Entre el Edicto de Milán en el año 313 d.C. y la deposición del último emperador romano de Occidente en el 476 d.C., surgieron fuertes controversias teológicas dentro de la Iglesia. Las dos principales fueron:

  1. El arrianismo. Esta comenzó en Alejandría, Egipto, cerca del año 320 d.C., y tenía que ver principalmente con la persona de Cristo. Su nombre viene de Arrio, un presbítero de Alejandría que sostenía que el Verbo o el Hijo, aunque existía antes que todo el resto de la creación, no era Dios mismo, sino que era la primera de todas las criaturas hechas por el Padre. En otras palabras, “Arrio pintaba a Cristo tan sólo como la primera y la más grande de todas las criaturas, y como el agente por cuyo intermedio todas las demás cosas fueron creadas” (Boettner). En respuesta a la controversia, Constantino convocó a un concilio de todos los obispos. Este concilio se reunió en Nicea en el año 325 d.C. Allí el arrianismo fue condenado, y se promulgó un credo que, con algunas variaciones, es lo que hoy llamamos el “Credo Niceno”. Sin embargo, en ese concilio no se contestaron todas las preguntas en cuanto a la naturaleza del Hijo y mucho menos de la relación que guarda el Espíritu Santo con el Padre y el Hijo. Fue en esas circunstancias que teólogos tales como Atanasio y los Capadocios trabajaron en busca de fórmulas y explicaciones que sirvieran para clarificar y precisar la doctrina de la Trinidad. Por fin, en un segundo concilio llevado a cabo en Constantinopla en el año 381 d.C., el arrianismo fue definitivamente condenado y se confirmó la doctrina de la Trinidad en toda la Iglesia. Lamentablemente, para ese entonces el arrianismo ya se había extendido a algunos de los pueblos “bárbaros” o germánicos y por ello más adelante, cuando estos pueblos invadieran el Imperio, el arrianismo cobraría nuevas fuerzas.
  2. Pelagianismo. Esta falsa doctrina, enseñada por un monje llamado Pelagio, promovía que la voluntad de la persona era siempre libre para escoger lo bueno o lo malo. De hecho, enseñaba que la naturaleza humana no tenía una inclinación hacia el mal, heredada por la caída de Adán. Esto significaba, según ellos, que el hombre tenía la capacidad o el poder de hacer, sin la obra del Espíritu Santo, lo que agrada a Dios y de esa manera adquirir la vida eterna. Debido a tan grande herejía, Agustín se levantó contra este movimiento mostrando que la salvación es únicamente por gracia y que es Dios el que soberanamente salva al hombre pecador, quien se encuentra incapaz de hacer lo bueno delante de él por causa de su naturaleza pecaminosa (Rom.3:9-18, 21-26). Agustín solía enseñar esto de la siguiente manera:
    • En el estado de inocencia, esto es, antes de que el pecado entrara al mundo, Adán y Eva gozaban de cuatro facultades: 1) liberum arbitrium (libre albedrío), 2) libertas (libertad), 3) posse non peccare (la capacidad para no pecar) y 4) posse peccare (la capacidad para pecar). Con la primera facultad Agustín se refería a la capacidad natural del hombre para tomar decisiones reales, voluntarias y, por lo tanto, responsables. Es decir, el hecho de que Dios fuera soberano sobre la vida del hombre no significa que la voluntad de Adán y Eva quedara restringida o anulada convirtiéndose en una especie de robots programados para actuar de cierta manera. Más bien, Adán y Eva eran personas que, bajo el soberano decreto y providencia de Dios, tomaron decisiones voluntarias. Con el segundo término, libertas, Agustín quería enfatizar el hecho de esta primera pareja había sido creada con la libertad moral de agradar y obedecer a Dios, y por lo tanto, poseyendo también la capacidad para decirle no al pecado (posse non peccare). Por último, nuestros primeros padres tenían la facultad de caer, es decir, podían, si así lo decidían, pecar contra el Creador (posse peccare). Y lo hicieron. ¿Qué consecuencias trajo esto?
    • En el estado de la caída, Agustín diría lo siguiente: Debido al pecado de Adán, todo ser humano que entra a este mundo, nace con liberum arbitrium, pero sin libertas y sin el posse non peccare. En otras palabras, nace siendo una persona responsable y con una incapacidad moral de poder agradar a Dios y en vez de esto, nace y vive en un constante non posse non peccare, es decir, sin poder ni querer decir NO al pecado, y por lo tanto, incapaz de salvarse a sí mismo. A continuación es donde Agustín mostraba la gracia soberana de Dios a favor del pecador.
    • En el estado de redención, San Agustín argumentaba que aquellos elegidos para salvación experimentaban el nuevo nacimiento o regeneración, mediante el cual, el Espíritu Santo soberanamente obraba en sus corazones habilitando la libertas para que de esa manera, pudieran voluntariamente correr en arrepentimiento y fe a Cristo, el Salvador y recibir así, la redención y vida eterna. Pero esta libertas  no solo sería renovada para la conversión, sino que también está siendo restaurada, por la obra del Espíritu de Dios, para nuestra santificación. De manera que ahora en Cristo podemos volver a vivir vidas que agraden a Dios (libertas) y decirle no al pecado (posse non peccare)  por su gracia y para su gloria  

Todo esto enseñaba Agustín de Hipona para contrarrestar la terrible herejía de Pelagio y mostrar que la salvación es una obra enteramente de Dios (monergista) basada en su gloriosa gracia.

¿Vemos algún eco de estas antiguas herejías en la actualidad?

Los maestros o teólogos

Los intelectuales y teólogos que Dios le dio a la Iglesia durante la primera mitad del siglo cuarto hasta la segunda mitad de siglo quinto fueron los siguientes:

  1. Atanasio de Alejandría. Atanasio fue el gran defensor de las decisiones del Concilio de Nicea. Por ello chocó con las autoridades imperiales que trataban de deshacer lo hecho en el Concilio de Nicea. Esta obra fue continuada por los “grandes capadocios,” título que se les da generalmente a Basilio de Cesarea, Gregorio de Nisa y Gregorio de Nacianzo. La hermana mayor de dos de ellos, Macrina, no siempre ha sido recordada por los historiadores. Pero jugó un papel importante en la vida de sus hermanos y, a través de ellos, del resto de la Iglesia.
  2. Basilio hermano de Macrina, estudió filosofía en Atenas y vivió una vida ascética. Con él surgió el concepto de que la vida monástica era para servir a los demás y fundó un hospital para leprosos. Fue, también, obispo de Cesarea y escribió un importante tratado sobre el Espíritu Santo.
  3. Gregorio de Nisa, hermano menor de Basilio, fue sobre todo un místico. Además, usaba el método alegórico para interpretar las Escrituras y fue el primero en hacer distinción entre substancia y persona para la Trinidad.
  4. Gregorio de Nacianzo fue un famoso orador. Una de sus obras más importantes es Cinco discursos teológicos acerca de la Trinidad. Trabajando en conjunto, los Capadocios continuaron la labor de Atanasio, clarificando la doctrina de la Trinidad hasta que ésta fue proclamada definitivamente por el Concilio de Constantinopla en el año 381 d.C.
  5. Ambrosio de Milán fue un alto funcionario del Imperio hasta que fue inesperadamente electo como obispo de Milán. Chocó repetidamente con la emperatriz Justina, quien defendía el arrianismo, y luego con el emperador Teodosio, cuya crueldad reprendió. Su predicación fue instrumento para la conversión de Agustín.
  6. Juan Crisóstomo fue uno de los más famosos predicadores de todos los tiempos. Oriundo de Antioquía, llegó a ser Patriarca de Constantinopla, donde atacó las injusticias de los poderosos. Por ello murió en el destierro.
  7. Jerónimo fue un hombre de alta cultura clásica, quien se refugió como monástico en Palestina. Su principal contribución fue la traducción de la Biblia al latín de la época. Esa traducción, conocida como la Vulgata, fue la Biblia que empleó el Occidente latino durante toda la Edad Media.
  8. Agustín de Hipona creció en el norte de África en Tagaste. Después de abrazar el maniqueísmo (doctrina dualista parecida al gnosticismo), y el neoplatonismo, Dios le concedió la conversión al cristianismo estando en Milán. Tiempo después, regresó al África para vivir como monje, sin embargo, al poco tiempo fue hecho obispo de Hipona.

¿Puedes pensar en algunos maestros o teólogos que Dios ha levantado en estos ultimas décadas para la edificación de su Iglesia?

Referencias

Boettner, L. (2006). ARRIANISMO. En E. F. Harrison, G. W. Bromiley, & C. F. H. Henry (Eds.), Diccionario de Teología. Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

González, J.L (1995) Bosquejo de Historia de La Iglesia. Decatur, GA: Asociación para la Educación Teológica Hispana.

Sproul, R.C. (2000). The consequences of ideas. Wheaton, IL: Crossway.

Licenciado en Sagrada Teología del Seminario Teológico Presbiteriano San Pablo de Merida, Yucatan y profesor del mismo desde el 2015 en las areas de Biblia y Teología. Pastor ordenado por la Iglesia Nacional Presbiteriana de Mexico desde el 2015 y autor del libro Post tenebras, lux: Recobrando la doctrina reformada. Puedes seguir su contenido en https://www.facebook.com/SoliDeoGloria8/

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