Exposición: 2 Corintios 5:14-6:10
Dr. J. Alberto Paredes
Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.
Porque dice:
En tiempo aceptable te he oído,
Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.
Mensaje:
Hemos llegado ya al final de nuestra serie ADAMI, en la cual mostramos las marcas que caracterizan a un fiel creyente, un hijo de Dios. Nos han hablado de la adoración como la base de todas las demás acciones, del diezmo que procede de un corazón que reconoce que todo lo que tiene proviene de Dios, del aprendizaje como un hábito formado por una mente sensible al evangelio, dispuesta a ser transformada para la gloria de Dios, y del servicio o el ministrar como algo que debemos hacer con el único propósito de edificar la iglesia de Cristo. Ahora nos toca hablar sobre nuestro papel fuera de estas cuarto paredes. ¿Qué es lo que nos toca hacer para con el mundo que nos rodea? Influir. Hemos titulado a este mensaje: Embajadores del Rey, y si tienes tú Biblia te invito a que la mantengas abierta en la segunda carta a los Corintios a partir del capítulo 5:14 y estaremos leyendo hasta el capítulo 6:10.
Es un texto un poco largo, pero con la guía del Espíritu Santo navegaremos seguros por las aguas del océano de la Palabra de Dios.
Mientras encontramos en nuestras biblias el pasaje a estudiar este día, déjenme recordarles que, como bien explicó el pastor el domingo anterior, Pablo escribe esta carta a los corintios al enterarse que ellos se habían arrepentido verdaderamente de su antigua forma de vivir, y para animarlos a continuar dando buenos frutos. Pero para tener una idea más amplia del contexto de la iglesia de Corinto, permítanme explicar un poco la situación cultural de aquella ciudad:
La ciudad de Corinto se encontraba al sur de la Grecia Antigua, bastante cerca de la ciudad de Atenas. Y era una ciudad que, por su locación geográfica, al contar con varios puertos marítimos, era altamente comercial, por un lado; por otro lado, los corintios adoraban a la diosa pagana Afrodita, diosa del amor y la fertilidad. Las sacerdotisas de Afrodita eran mujeres que, como parte de sus prácticas religiosas, tenían relaciones sexuales con cualquiera que deseaba adorar a la diosa pagana de esa manera. Además, Afrodita era la diosa protectora de las prostitutas y las cortesanas, de modo que, no es difícil imaginar que la inmoralidad sexual era una práctica de las más comunes en esta ciudad. Por estos motivos, a Corinto llegaban personas de muchos lados en búsqueda tanto de bienestar económico, como de placeres.
Esto es tremendamente relevante el día de hoy, porque Dios, en Su sabiduría y Su soberana providencia, inspira al apóstol Pablo para animar a los creyentes en esta ciudad a ser fieles embajadores de Cristo en medio de una sociedad pervertida por el pecado. Esto es justo lo que tu y yo necesitamos el día de hoy si queremos saber cómo debemos influir en nuestra sociedad.
[Lectura de la Porción Bíblia]
La carta de la cual hemos leído es iniciada por Pablo hablando de cómo le ha ido en su ministerio, y sobre las características de un buen ministro. Después anima a los corintios a vivir por la fe, y para cuando llega al capítulo cuatro, y hasta la primera parte del cinco, Pablo les recuerda que el Reino de Diosya ha llegado, y que, si han creído en Cristo como Señor y Salvador, entonces son ciudadanos de este reino.
Así pues, llegamos al texto que hemos leído esta tarde que nos enseña que el amor de Dios, mostrado en la obra de Cristo, nos obliga a ser fieles embajadores del Rey. Si acostumbras tomar nota, debes saber que estaremos hablando el día de hoy sobre el Fundamentode nuestro llamado a ser embajadores, nuestra Funcióncomo embajadores del Rey, y la Fidelidaddel Embajador.
El Fundamento de Nuestro Llamado
Comenzaremos, bien, como hemos dicho, y antes de analizar nuestra función como Embajadores de Cristo, revisando cuál es el fundamento de este llamado.
El Amor de Cristo Nos Obliga.
Pablo comienza esta porción bíblica recordando esto:
V.14a. Porque el amor de Cristo nos constriñe…
Al decir que nos constriñe, quiere decir que nos obliga, que nos impulsa hacia, nos presiona. Y, ¿cuál es este amor de Cristo, y por qué nos obliga a ser fieles embajadores del Rey? Bien, el apóstol responde a esta pregunta y continúa recordándonos lo que este amor logró:
V.14b. …pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron…
Por supuesto que aquí Pablo no está hablando de absolutamente todos los seres humanos que han pisado el planeta, sino que aquellos que han sido elegidos desde antes de la fundación del mundo para salvación. Aquellos que, como dice antes, el versículo cinco, han recibido las arras, o la garantía del Espíritu Santo. Y, ¿qué quiere decir todo esto que todos morimos? Bueno, Pablo es más explícito en otras porciones bíblicas como Romanos 6:6-8 que nos dice lo siguiente:
…sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él…
Y entonces, también aquí en 2 Corintios Pablo nos reafirma:
V.15 …y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. V.17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Estas palabras de Pablo están evocando el sacrificio de Cristo, y nos está comentando todo lo que este sacrificio amoroso ha logrado. En realidad, lo que dice el texto en griego es que somos una nueva creación. La imagen que muestra es que surge vida donde antes no había. Y él les dio vida a vosotros cuando estaban muertos en vuestros delitos y pecados (Ef.2:1)
Y si esto es verdad, y somos nuevas creaciones en Cristo, si hemos recibido vida juntamente con Él, entonces un verdadero embajador del Rey, un verdadero creyente en Jesucristo, aquel que ha experimentado Su amor, y que ha tomado por la fe, para sí, el sacrificio de Jesús no puede más vivir en pecado. Y no puede vivir más en pecado porque literalmente no es el mismo hombre que era antes de conocer a Cristo.
No puedes llamarte Embajador de Cristo si estás viviendo en pecado. Estas dos realidades no pueden coexistir al mismo tiempo en la misma persona. Y esto es parte del fundamento de nuestro llamado a ser embajadores, que hemos muerto al pecado y ahora tenemos vida en Cristo.
Hay que aclarar, sin embargo, que no predicamos que ya somos completamente perfectos y nunca más caeremos en pecado, pero lo que sí decimos, es que nuestra vida ya no se caracteriza por responder a las pasiones que antes nos dominaban. Y que, si caemos, entonces el Espíritu moverá nuestros corazones hacia una profunda tristeza por haber ofendido al Rey, buscaremos a Dios en arrepentimiento, confesaremos nuestras faltas delante de Él, y buscaremos ayuda en nuestra comunidad que es la Iglesia de Cristo.
No somos perfectos, pero nuestra identidad ya no se encuentra en el pecado que nos condenaba muerte, sino en Cristo, que nos ha dado vida.
Para esto es necesario hacer una pregunta: ¿quién es Cristo para ti? Y es necesario hacerla porque de la respuesta depende cómo nos comportaremos ante Él. ¿Es un buen maestro solamente? ¿Un gran líder nada más? ¿Quién es Cristo para ti?
Pablo responde a esta interrogante en el verso 16 cuando escribe:
V.16. De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.
¿Cómo le conocemos entonces? Bueno, lo que nos quiere decir este pasaje es que antes de ser transformados por el Espíritu Santo, a todos, incluido Cristo Jesús, conocíamos según los estándares terrenales de este mundo caído. Pero después de nacer de nuevo, en Cristo, ahora vemos a todos con los ojos del Reino de Dios. Y si antes veíamos a Cristo solo como un ‘buen maestro’ o un ‘hombre iluminado’ con enseñanzas bonitas para poner en imágenes en cadenas de WhatsApp o en Facebook, ahora, con los ojos del reino, le vemos a Él como el Rey Soberano sobre toda la creación.
El Embajador de Cristo ya no vive para sí, pues si verdaderamente ves a Cristo como el Rey Soberano, entonces vivirás, 24/7, 365 días, a Su servicio y para Su gloria.
El Ministerio de la Reconciliación
Y abróchense los cinturones, porque, a continuación, Pablo explica la naturaleza de este amor que nos transforma, que nos hace nuevas creaciones, y que nos obliga a dejar de vivir para nosotros y comenzar a vivir para la gloria del Rey.
V.18-19. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
Hermanos, podríamos predicar por meses de estos dos pasajes, y no terminaríamos de ver si quiera la superficie de la sabiduría, la gloria y la magnificencia de Dios en ellos.
Dios, el Supremo Creador de todo lo visible y lo invisible, el Todopoderoso y Soberano, que dirige ejércitos de ángeles, Justo y Santo, apartado para siempre del pecado y la maldad, estaba literalmente en Cristo (la segunda persona de la trinidad), haciendo lo que tu y yo jamás hubiéramos podido hacer. Cuando Cristo colgaba de esa cruz, Dios mostraba al mismo tiempo toda Su ira, Su justicia y santidad, pero también, Su preciosa gracia, Su amor y Su infinita misericordia, y así reconciliaba a la humanidad, que le había fallado, que se había apartado, que lo había ofendido, que había cometido traición contra el Rey y que merecía la muerte. De esta manera, reconciliaba al mundo con Él.
La palabra que se traduce como “reconciliar” quiere decir: ‘dejar a dos partes en el mismo término o posición’. Y lo que se traduce como “tomar en cuenta” es la palabra griega logizomenoi, que es un término jurídico-económico que literalmente quiere decir ‘contar o calcular la deuda a pagar’.
Dios, en Cristo, le decía a la humanidad elegida para salvación: “ya no me debes nada, tu deuda se ha pagado por completo”.
—Tetelestai— Exclamó Cristo en la cruz –consumado es, la deuda se ha pagado—
¡Qué gloriosa noticia! Cristo Jesús, vivió la vida de perfecta, y puso su justicia a nuestro favor, y en la cruz pagó toda nuestra deuda. ¡Esta es la palabra de la reconciliación que nos ha sido encomendada!
Quien se ha arrepentido de sus pecados y ha puesto solamente en Cristo Jesús su confianza para salvación goza de estos beneficios.
Por otro lado, no hay manera de poder influir si esto no es una realidad en nuestras vidas. No hay manera de ser embajadores si no hemos experimentado este amor y esta salvación tan grande. El amor de Dios, mostrado en Cristo Jesús es el fundamento sobre el cual somos llamados a ser fieles embajadores del Rey.
La Función del Embajador
Habiendo ya reconocido este fundamento de Cristo que es La Palabra nos dice que nos fue dado a nosotros este ministerio de la reconciliación y que somos embajadores de Cristo, pero ¿qué es un embajador?
¿Qué es un Embajador?
Bueno, la palabra embajador en el texto, hace referencia a un hombre de estado. Es un título de gobierno que se le da al representante de una corte real. En tiempos de Pablo, el embajador debía ser alguien de la completa confianza del rey, puesto que sus palabras, actos y decisiones se consideraban como los propios del rey o el gobierno representado.
¿Qué Hace un Embajador del Rey?
De manera que, como embajadores del Rey, en primer lugar, debemos hablar de parte del Rey, y en segundo lugar debemos actuar de parte del reino.
Primero. Hablamos de parte del Rey:
V.20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo…
No nos asustemos hermanos. Cuando Pablo utiliza la palabra rogar, no quiere decir que “pobre diosito, está afuera con lluvia y frío tocando a la puerta esperando que buenamente le abras”No. Si mi Dios puede abrir mares, que no pueda abrir la puerta a menos que yo le permita es una herejía. Rogar en este contexto puede traducirse también como animar, exhortar, llamar, o hablar. Dios habla por medio de nosotros como embajadores, pero antes de que salga un nuevo falso profeta de entre nosotros, debo también aclarar que el canon se ha cerrado, ya no se puede quitar ni agregar nada a la Palabra Revelada de Dios, y que lo que nosotros debemos hablar como embajadores de Cristo, no es lo que bien se nos ocurra, sino que la Palabra misma nos dice el mensaje que debemos llevar:
V.21 Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
El mensaje que debemos llevar, como Embajadores de Cristo, a este mundo caído en el que vivimos, es el mensaje del Evangelio. El mensaje de que El Santo de Israel, se hizo hombre, y vivió la justicia perfecta en obediencia al Padre. Pero no solo eso, sino que nosotros, éramos pecadores empedernidos, llenos de inmundicia por causa de nuestro pecado, desagradables delante de Dios, enemigos del Rey, y que no teníamos oportunidad ni esperanza de ser libres de Su justo juicio y Su ira santa. Verán hermanos, lo hermoso de la cruz es que en ella se lleva a cabo el intercambio más grande de toda la historia. Al que no conoció pecado, al justo y santo, a Cristo Jesús, Dios lo hace pecado, lo hace maldición, porque la Palabra de Dios dice: Maldito todo aquél que cuelga de un madero (Gálatas 3:13). Dios descargó en Cristo Su Juicio y Su ira santos por todo el pecado de Su pueblo. Porque la paga del pecado es muerte… y Cristo fue quien pagó por nuestro pecado. Pero al mismo tiempo, a la vez que Cristo tomaba para Sí la terrible copa de la ira de Dios, Él nos entregaba gratuitamente Su justicia perfecta, para ser hechos justicia de Dios en Él. …Más la dádiva de Dios es vida eterna, EN Cristo Jesús. ¿Qué hiciste para salvarte? Nada. Éste es el mensaje del Evangelio Solo por Gracia, Solo por la Fe, Solo en Cristo Jesús, Solo para la Gloria de Dios, y Solo con la Palabra de Dios como nuestra única autoridad. Este es el mensaje que llevan los Embajadores de Cristo a todos los rincones del mundo caído en el que vivimos. Cualquier otro mensaje que nos inventemos fuera de la Palabra de Dios y que digamos hablar‘en nombre de Cristo’ nos condena frente al Rey.
Segundo. Actuamos de parte del reino:
Como Embajadores de Cristo, hablamos por Cristo. Pero no solo eso, sino que es nuestro deber mostrar que el Reino de Dios ha llegado.
C.6. V.1. Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.
Vano, en este contexto, quiere decir, vacío, hueco, falso, sin efecto. Recibir la gracia de Dios en vano, es tener una gracia falsa, vacía, sin efecto. Y el apóstol, para dar la razón de esto, nos cita al profeta Isaías:
C.49. V.8. Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades…
Este texto en Isaías tenía como propósitos: 1. Anunciar la promesa que Dios restauraría a Israel del cautiverio en Babilonia. 2. Apuntar hacia la promesa de Cristo que liberaría a Su pueblo de la cautividad del pecado. 3. Apuntar hacia la promesa de una Restauración Eterna. En resumen, este pasaje anunciaba que Dios había prometido establecer Su reino en esta tierra. Pero lo que era una promesa esperada para el profeta Isaías, para Pablo, y para nosotros es una realidad.
V.2. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
Pablo nos dice esto: ¡El Reino de Dios ha llegado! Esto es justo lo que Juan el Bautista predicaba cuando Cristo Jesús tuvo su ministerio aquí en la tierra (Mr. 1:14-15).
Luego entonces, a la luz de este conocimiento de que el Reino de Dios ya ha está aquí, es que debemos entender y atender al llamado de Pablo de no recibir la gracia de Dios en vano, sino que estamos llamados a actuar conforme a esta verdad. Estamos llamados a mostrar, hacer evidente, el Reino de Dios entre nosotros.
Entonces, déjame preguntarte, ¿estás mostrando el Reino de Dios en la tierra? Esposos, ¿están mostrando el reino para con sus esposas, amándolas como Cristo amó a su iglesia y se entregó por ella? Esposas, ¿están sometiéndose a sus esposos como Cristo se sometió al Padre en todo? Hijos, ¿están mostrando el reino obedeciendo a sus padres como Cristo también obedeció a Su Padre Celestial? Padres, ¿muestran el reino educando a sus hijos en la Palabra de Dios como Cristo hizo con sus discípulos? Jefes, ¿al tratar con respeto y justamente a sus empleados? Empleados, ¿al trabajar como para Dios y no para sus jefes? Jóvenes, ¿al desear más aprender de la Palabra de Dios que perder el tiempo con los placeres que este mundo caído les ofrece? Cristianos, hijos de luz, ¿Al no unirse en yugo desigual? Porque ¿qué relación tiene la Luz con las Tinieblas y qué relación tiene Jesús con Satanás?
…Podemos seguir.
Déjenme preguntarles esto hermanos, ¿ha llegado el Reino de Dios a tu ciudad a través de tu iglesia? ¿A la política? ¿A las artes? ¿A la medicina? ¿A tu trabajo? ¿A través de ti? ¿A tu escuela? ¿A tu colonia? ¿A tu casa?
Permítanme citar la frase más famosa del teólogo Abraham Kuyper con relación al Reino de Dios y a Cristo como Rey, dice:
“No existe una pulgada cuadrada en todo el dominio de nuestra humana existencia sobre la cual Cristo, que es soberano sobre todo lo que existe, no reclame diciendo —¡mío!”
Influir, queridos hermanos, no se trata de hacer la gracia “deseable” para los no creyentes. Eso es algo que le corresponde al Espíritu Santo, y nadie lo hace mejor que Él, no intentes hacer Su trabajo.
Influir es cumplir nuestro llamado a predicar el Evangelio del Rey y mostrar Su reino y Su dominio sobre todas las cosas.
Influir es cumplir nuestro llamado a predicar el Evangelio del Rey y mostrar Su reino y Su dominio sobre todas las cosas.
Porque el amor de Dios, mostrado en la obra de Cristo, nos obliga a ser fieles embajadores del Rey.
La Fidelidad del Embajador
Hemos visto ya nuestro fundamento que es el sacrificio amoroso de Cristo que nos salva. También nuestra función como embajadores que es hablar en nombre del Rey, predicando el evangelio, y actuar en nombre del reino, mostrando Su dominio sobre todo lo que existe.
Pero también hemos dicho, no solamente que somos embajadores, sino que debemos ser fielesembajadores.
El Llamado a ser Fieles
En el versículo tres, encontramos el llamado de Pablo a mantenernos fieles en esta empresa:
V.3. No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado…
Este llamado a permanecer fieles a la tarea de ser embajadores de Cristo es para que ministerio de la reconciliación, y a Aquel a quien representamos, no sean desacreditados. Este llamado a la fidelidad es a través de las dificultades, y con la ayuda de Dios.
A Través de Dificultades
V.4-5. …en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos…
En mucha paciencia. En tribulaciones, así haya persecución o aflicciones. En necesidades. En angustias. En azotes, literalmente, golpes por causa de nuestro ministerio. En cárceles. En tumultos, o disturbios causados por nuestro mensaje. En trabajos, no de aquellos del lunes por la mañana, sino aquellos que son de nuestro ministerio como embajadores, que nos puedan parecer una pesada carga. En insomnio. En ayunos.
Amados, como embajadores del Rey, habrá dificultades, y nuestro llamado es a permanecer fieles. Pero Pablo va más allá y nos dice que permaneceremos fieles sólo con la ayuda de Dios.
Con la Ayuda de Dios
V.6-7. …en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra…
En pureza, o santidad. En ciencia, o conocimiento. En longanimidad o paciencia. En bondad. En el Espíritu Santo. En amor sincero. En palabra de verdad, que es la Palabra de Dios, en poder de Dios, con armas de justicia para todas direcciones. A través de honra o de deshonra. A través de buena o de mala fama.
Por supuesto, habrá dificultades. Y nos va a costar, tiempo, recursos, energías; pero si Dios estuvo dispuesto a dar a Su propio Hijo, por amor, para que tu y yo hoy tengamos el privilegio de responder a este llamado, para Su gloria, ¿cuánto más tu y yo debemos estar dispuestos a permanecer fieles aún en medio de estas dificultades? Consciente de esta dificultad, Pablo anticipa que permaneciendo unidos a Cristo, por el Espíritu Santo, el poder de Dios nos capacita para seguir fieles al llamado que tenemos como embajadores.
¿Cómo hacemos esto?
Orando, leyendo la Palabra (aprendiendo), congregándonos, adorando dentro y fuera de la Iglesia, diezmando, sirviendo, participando de los sacramentos. Siendo fieles ADAMIs, pero únicamente ADAMIs del Rey.
Si perseveramos en estas cosas, podemos estar seguros de que Dios es fiel para llenarnos de Su Espíritu, para que recibamos el poder de Dios para permanecer fieles. Estas son nuestras armas de justicia.
Animando a los Embajadores
V.8-10. …como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.
Pablo finaliza animando a los creyentes en Corinto, recordándoles que el espejismo que ahora vivimos es eso, un espejismo, comparado con la realidad del Reino de Dios.
De manera que, cuando, para el mundo, somos vistos como engañadores, la realidad del reino es que somos veraces. Y si para el mundo somos como desconocidos, la realidad es que somos bien conocidos en el reino de Dios. Y si nos ven como moribundos, he aquí vivimos, porque el Rey nos ha dado vida. Y si como castigados para el mundo, no estamos muertos para el reino. Y si parecemos entristecidos, siempre hallamos gozo en nuestro Rey. Y si nos percibe el mundo como pobres, al contrario. Enriquecemos a otros al predicar a Cristo y mostrar Su reino en la tierra. Y si para el mundo parece que no tenemos nada para ofrecer, escuchen esto:
¡Poseemos todo en el Reino! ¡Somos coherederos con Cristo! ¡Qué belleza, hermanos!
Mantengámonos pues fieles a este llamado de ser embajadores del Rey.
Conclusión: Un Llamado a la Iglesia y al No creyente.
Si es primera vez que nos visitas y no conoces sobre este reino y este Rey, que es Cristo Jesús, o bien, llevas años en este lugar, pero reconoces que no existe en ti esta transformación que caracteriza a los hijos de Dios. Si reconoces que tu vida no da evidencia de ser un fiel embajador del Rey, déjame advertirte una cosa: que lo que para nosotros es un espejismo, para ti es una realidad. Y que todas las bendiciones del reino que son una realidad para los hijos de Dios jamás serán tuyas, a menos que reconozcas que has fallado a ser un fiel embajador, y aún peor, que has ofendido y te has burlado del Rey. Jamás serán tuyas a menos que de verdad te arrepientas de tus pecados, que estés dispuesto a abandonarlos del todo. Si este es tu caso, suplica el perdón del Rey y Su misericordia. Acércate al trono de la gracia, a este trono al cual nos acercamos todos los que estamos cansados de vivir en contra del reino de Dios, que reconocemos que no merecemos absolutamente nada, más que la ira de Dios. Pero que ponemos nuestra fe en que la obra de Cristo Jesús es suficiente para salvarnos, y le abrazamos como Rey Salvador.
Experimenta este amor tan grande. Hay lugar en el reino para un pecador arrepentido más.
Y verás que el amor de Dios, mostrado en la obra de Cristo, nos obliga a ser fieles embajadores del Rey. No hay otra manera de influir en esta sociedad hermanos. Conozcamos a Cristo como Rey. Prediquemos a Cristo como Rey. Mostremos Su reino. Seamos Fieles Embajadores del Rey.
Amén.