16 Ago 2020

Devocionales en familia: Éxodo 20:1-17

Por Pbro. Luis García

LA ADORACIÓN QUE AGRADA A DIOS

Leamos la Biblia: Salmo 100:1-5 NVI

Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra; adoren al Señor con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo. Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre.  Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre.

Cantemos con gozo: “Al estar aquí”

Al estar en la presencia de tu divinidad, y al contemplar la hermosura
de tu santidad, mi espíritu se alegra en tu majestad; te adoro a ti, te adoro a ti.

Cuando veo la grandeza de tu dulce amor y compruebo la pureza de tu corazón,
Mi espíritu se alegra en tu majestad; te adoro a ti, te adoro a ti.

Coro:
Y al estar aquí, delante de ti, te adoraré; postrado ante ti, mi corazón te adora, oh Dios;
Y siempre quiero estar para adorar y contemplar tu santidad; te adoro a ti, Señor, te adoro a ti.

Reflexionemos en la Biblia: Éxodo 20:1-17 NVI

El libro de Génesis nos deja en claro que el ser humano fue creado por Dios y para magnificar su gloria. Como acertadamente ha escrito el teólogo reformado Hughes Oliphant Old, “adoramos a Dios porque Dios nos creó para adorarlo. La adoración está en el centro de nuestra existencia, en el centro de nuestra razón de ser. Dios nos creó para ser su imagen, una imagen que reflejara su gloria.”

¿Significa esto que los creyentes pueden decidir subjetivamente la clase de actividades, actitudes, pensamientos, motivaciones y afectos que deben realizar y tener en su adoración a Dios, tanto en su diario vivir (algunos llaman a esto adoración en el sentido amplio) como en la adoración comunitaria? (algunos llaman a esta práctica adoración en el sentido estricto). ¿Será que Dios dejó al ser humano sin alguna instrucción sobre cómo era que él deseaba que se le adorara?

De ninguna manera. El Señor en su sabiduría nos ha dejado su infalible, suficiente y autoritaria Palabra para mostrar y guiarnos hacia la clase de vida que quiere que llevemos día a día, como también hacia las cosas que requiere que su pueblo haga al momento de reunirse como iglesia para exaltarlo. Por ejemplo, en Éxodo 20:1-11 encontramos de manera general las normas fundamentales que deben regir al creyente en su encuentro con Dios durante el culto público y en los versículos 12-17 de ese mismo capítulo aquellas que ha de seguir en su adoración cotidiana.

La Adoración en el Sentido Amplio

Los versículos 12-17 de Éxodo 20 dicen lo siguiente: “Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios. No mates. No cometas adulterio. No robes. No des falso testimonio en contra de tu prójimo. No codicies la casa de tu prójimo: No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca.”

Este pasaje enseña a la Iglesia de Cristo cómo ha de adorar en un sentido amplio en este mundo lleno de maldad. De acuerdo con el Nuevo Testamento, podemos resumir todas estas ordenanzas con la palabra amor. Es decir, amor y sometimiento a las autoridades que Dios ha puesto sobre nosotros en la familia, amor a la vida del prójimo, amor y respeto al matrimonio, amor y respeto a las pertenencias del prójimo, amor por la verdad, en fin, “ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mt.22:39).

En términos generales, esta es la clase de vida que Dios ha establecido en su Palabra para que su pueblo practique en su diario vivir. No nos toca a nosotros inventar mandamientos, solo nos corresponde actuar en obediencia a su Santa Ley. Además, al vivir de esta manera estaremos reflejando el carácter de nuestro Dios, puesto que los Diez Mandamientos son una expresión o revelación de los atributos del Señor.

La Adoración en el Sentido Estricto

Respecto al culto, el versículo 3 de Éxodo 20 comienza llamando al pueblo a ofrecer al Dios Trino, la adoración, la devoción y el amor más ferviente y profundo que solo él merece. Los versículos 4-6 que dicen, “no te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación. Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones,” exhortan a los creyentes a ofrecer una adoración “bajo ninguna representación visible [imágenes] o en ningún otro modo no prescrito en las Santas Escrituras” (CFW, cap.21, art.1). El versículo 7, “no uses el nombre del Señor tu Dios en falso,” enseña al pueblo a acercarse con una actitud sincera y reverencial ante su santo nombre y los versículos 8-11 llaman a los creyentes a reunirse en un día específico (a partir del Nuevo Testamento ese día es el domingo) para ofrecerle al Señor adoración en comunidad.

Interesantemente, Éxodo 20:2 nos muestra la razón y la motivación por la que podemos y debemos adorar al Señor del pacto, tanto en el culto como en el diario vivir. Moisés escribe: “Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de Egipto, del país donde eras esclavo.” En otras palabras, el pueblo del pacto adora y obedece a Dios porque ya ha sido redimido de la esclavitud del pecado y está gozosamente agradecido por esa salvación.

Lamentablemente, la pandemia del Coronavirus nos ha frenado en nuestra celebración de adoración pública al Señor. Esto, sin embargo, nos da la oportunidad de reflexionar sobre lo que Dios nos ha dicho en Éxodo 20 respecto al culto en comunidad. Esto con la intención de que cuando regresemos, lo hagamos para adorar al Trino Dios como él manda en su Palabra y no de acuerdo con nuestras innovaciones litúrgicas y para que lo adoremos con un corazón sincero, reverencial, gozoso y agradecido por todas sus bendiciones en Cristo Jesús.

Dialoguemos en grupo:

¿Buscas, en el poder del Espíritu Santo, adorar a Dios mediante una vida de amor al prójimo?

Antes de que iniciara la pandemia, ¿adorabas a Dios con un corazón gozoso en el culto dominical o solo por costumbre?

Oremos en familia:

Pidamos a Dios que nos capacite para llevar una vida que lo glorifique con todo lo que hagamos.

Roguemos que el Señor nos permita una pronta reapertura a la adoración comunitaria.

Supliquemos que las vacunas que se han desarrollado contra el Coronavirus sean eficaces.

Licenciado en Sagrada Teología del Seminario Teológico Presbiteriano San Pablo de Merida, Yucatan y profesor del mismo desde el 2015 en las areas de Biblia y Teología. Pastor ordenado por la Iglesia Nacional Presbiteriana de Mexico desde el 2015 y autor del libro Post tenebras, lux: Recobrando la doctrina reformada. Puedes seguir su contenido en https://www.facebook.com/SoliDeoGloria8/

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