EL DIOS QUE FORTALECE A SU PUEBLO
POR EDDIE LOPEZ
❖ Leamos la Biblia: 1 Reyes 19:9-18 RVR60
Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? 10El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. 11El le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. 12Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. 13Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? 14El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. 15Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. 16A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar. 17Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará. 18Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.
❖ Cantemos con gozo: Himno, “Santa Biblia”
Santa Biblia, para mí eres un tesoro aquí; Tú contienes con verdad la divina voluntad; Tú me dices lo que soy, de quién vine y a quién voy.
Tú reprendes mi dudar, Tú me exhortas sin cesar; eres faro que a mi pie va guiando por la fe a las fuentes del amor, del bendito Salvador.
Eres infalible voz del Espíritu de Dios, que vigor al alma da cuando en aflicción está; Tú me enseñas a triunfar de la muerte y el pecar.
Por tu santa letra sé que con Cristo reinaré; yo, que tan indigno soy, por tu luz, al cielo voy; Santa Biblia, para mí eres un tesoro aquí.
❖ Reflexionemos en la Biblia: 1 Reyes 19:9-18
Seguramente alguna vez te has sentido profundamente desanimado, y sin ganas de continuar ante alguna circunstancias inesperada o adversa. Justamente así llegó a sentirse uno de los profetas más prominentes del Antiguo Testamento. Su nombre fue Elías. ¿Cómo llegó a esta situación? ¿Quién lo ayudó a salir de su desaliento?
La situación de Elías
En su respuesta a la primera pregunta del Señor (v.9), Elías narra su situación diciendo “He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida” (v.10). La mayoría de los israelitas habían dejado de servir al Señor y estaban convencidos que Baal era el verdadero Dios. La idolatría abundaba, a tal grado que, había profetas dedicados al servicio de los dioses paganos (1 Re 18:19) y había un templo dedicado a Baal (1 Re 16:32).
En medio de este contexto idólatra, Elías había mostrado ser un profeta valeroso y fiel del Señor y había hecho todo lo que estaba a su alcance para erradicar la idolatría. Pero en este momento, la actitud del profeta había cambiado.
Aproximadamente cuarenta días antes de este encuentro con el Señor, Elías había matado a cuatrocientos cincuenta profetas que servían a Baal y, a través de su oración, Dios había derramado lluvias después de un período largo de sequía. Sin embargo, estos eventos no trajeron lo que Elías esperaba, a saber, que el culto a Baal fuera erradicado totalmente. Después de matar a estos profetas idólatras, la esposa del rey lo amenazó de muerte y esto afectó profundamente su actitud. Elías se llenó de miedo, huyó de ahí y le pidió al Señor que le quitara la vida (1 Re. 19.3-5) pues, aunque había otros profetas y un remanente fiel, en ese momento de desánimo, creía que estaba solo y que la situación espiritual de Israel ya no tenía esperanza.
Como podemos observar, las cosas no habían salido como Elías esperaba y ante la amenaza de muerte y la persiste idolatría de Israel, aquel profeta que había hecho grandes prodigios por el poder del Señor se hundió en el miedo y desánimo. Su perspectiva estaba tan nublada que para él ya no existían razones para continuar.
El Señor fortalece a Elías
En medio de su profundo decaimiento, el Señor se manifestó a Elías. Entre otras cosas, Dios le dijo: “Sal y preséntate ante mí en la montaña, porque estoy a punto de pasar por allí” (v.11). De inmediato ocurrieron algunos fenómenos naturales, azotó un viento poderoso, ocurrió un terremoto y un incendio (v.11-12); pero el Señor no estaba en estos eventos. Ya que en esta ocasión, el Señor decidió manifestarse a este profeta a través de un “silbo apacible y delicado” (v.12). Con esto le estaba enseñando que el Dios de todo poder y compasión se encontraba obrando, aunque sigilosamente, en medio de su pueblo (cf. v.18), y por lo tanto, que no había razón para estar hundido en el miedo y en el desaliento por causa de la condición de Israel.
Es por eso por lo que el Señor le da nuevas instrucciones. El profeta no debía seguir huyendo y temiendo, no debía de abandonar su ministerio profético por la amenaza de muerte; él debía de continuar. Debía de ungir “a Hazael por rey de Siria” (v.15), “Jehú hijo de Nimsi por rey sobre Israel” (v.16a) y a Eliseo como profeta (v.16b). Que vaya a ungir a un rey que no era israelita le debió de recordar a Elías que el Señor es soberano sobre todas las naciones y que vaya a ungir a un nuevo rey sobre Israel y a Eliseo como profeta en su lugar, le habrá señalado que el Señor en efecto sí estaba obrando en su pueblo, y que pronto cambiaría la situación de Israel. Lo cual ocurrió, ya que a través de estos tres hombres Dios trajo juicio sobre el pueblo idólatra y de esta manera acabó con el culto a Baal (v.17).
Como podemos ver, Elías fue fortalecido a través de este encuentro. El Señor por medio de sus palabras le mostró que estaba obrando y le recordó que Él tiene todo bajo su control, que es justo y fiel a sus promesas, y que por lo tanto, no había razón para hundirse en el miedo y el desánimo, sino que debía de seguir adelante descansando en el Señor. Y así fue, Elías continuó con su ministerio profético (1 Re. 19:19).
Ante las circunstancias adversas o inesperadas, por ejemplo: alguna enfermedad grave o crónica, la muerte de algún familiar, algún accidente o escases económica, no deberíamos hacer lo que hizo Elías. No deberíamos hundirnos en la angustia, o la desesperación. Más bien, deberíamos buscar al Señor en oración y a través de su Palabra. Conocer y meditar en Él, quien nos dice “no temas, porque yo estoy contigo” (Is.41.10), que nos invita a regocijarnos en Él (Fil.4:4) y que nos ha mostrado su amor y su gracia al salvarnos y darnos vida eterna (Jn.3:16), nos confortará y evitará que nos hundamos en el miedo. Así que, busca al Señor en la oración y en su palabra porque conocer de Él y de sus planes traerá la claridad que necesitamos para ver las cosas como son y nos dará las fuerzas necesarias para seguir adelante.
❖ Dialoguemos en grupo:
¿Por qué crees que, ante circunstancias adversas, solemos sumergirnos en la angustia o desánimo?
Antes de este estudio, ¿habías pensado en la importancia de buscar la Palabra de Dios en los momentos de angustia o desaliento?
❖ Oremos en familia:
Pidamos a Dios que nos ayude a ser diligentes en buscarlo a través de su Palabra en toda circunstancia.
Roguemos que el Señor de sabiduría a los líderes de la iglesia respecto a la reapertura de la adoración comunitaria.
Supliquemos que las vacunas que se han desarrollado contra el Coronavirus sean eficaces.