La obra “Lilas de Agua” es sin duda una de las pinturas más conocidas de Claude Monet, un pintor francés considerado por muchos el líder del movimiento artístico impresionista.
Sabemos tanto por los registros médicos como por correspondencia personal que Monet sufrió de cataratas que empeoraron entre la década de 1912 y 1922[1]. Este tipo de cataratas causadas por la avanzada edad se conocen como “esclerosis nuclear” y se manifiesta visiblemente con el cambio de color que los ojos sufren.
Este padecimiento tuvo consecuencias visibles en la obra de Monet. De hecho, él mismo llegó a afirmar: “Los colores ya no tenían la misma intensidad que antes…los tonos rojizos habían comenzado a mirarse más como el barro… mi pintura se estaba oscureciendo”
Dicha cataratas habían causado que Monet viera los colores de distinta manera y por lo tanto, sus pinturas ya no reflejaban la realidad sino que mostraban una realidad más borrosa con colores más muertos como lo podemos ver en las siguientes imágenes.[2]


Adelantándonos muchos años en el futuro, podríamos ver cómo a pesar de no sufrir de la misma enfermedad, podemos de manera muy recurrente mostrar síntomas de sufrir de “cataratas hermenéuticas”. Cuando hablo de “cataratas hermenéuticas” me estoy refiriendo a esa “ceguera parcial o vista nublada que nos impide leer las escrituras en todo su esplendor”. ¿De qué manera podemos caer en dicha condición? Uno de los más claros ejemplos de “cataratas hermenéuticas” puede ser visto en la cada vez más común práctica de interpretar las escrituras a través de nuestro propio marco de referencia (o cosmovisión para aquellos que prefieren terminología más técnica).
Tal práctica es tan antigua como las mismas escrituras. Lo podemos ver en Hechos 14:8-18 cuando Pablo y Barnabás predican el evangelio en Listra. Mientras ellos se encontraban predicando el evangelio, un hombre que nunca había caminado los escuchó. Pablo vio que este hombre tenía fe y por lo tanto le dijo “Levántate derecho sobre tus pies” (Hechos 14:10 RVR1960).
Cuando el hombre saltó de alegría por dicho milagro, la muchedumbre que se encontraba rodeándolos no pudo sino exclamar “Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros.” (14:11b) y al instante confundieron a Barnabás por Zeus y a Pablo con Hermes (Pues Pablo “llevaba la palabra” así como Hermes o Mercurio era mensajero de los dioses).
Los habitantes de Listra se dejaron llevar por sus “cataratas hermenéuticas” e interpretaron a Pablo y a su mensaje de acuerdo al marco de referencia que su religión griega les otorgaba.
Nosotros también estamos en peligro de hacer algo similar. Podemos caer en lo mismo cuando tomamos a Jesús y lo modificamos para convertirlo en el dios que queremos. “Para los religiosos del oriente, Jesús es un avatar, una de las tantas encarnaciones de Dios. Para los revolucionarios políticos, Jesús es el Gran Libertador. Para los espiritualistas él es un médium de alto rango”[3] y así ad infinitum hasta complacer cada uno de nuestros deseos personales.
De más está decir que nuestra naturaleza fuera del jardín (es decir, nuestra posición post-caída) influye en gran medida en esta visión nublada. Estamos prestos a erigir becerros de oro como los israelitas lo hicieron al pie del Sinaí. Tomamos los dones dados por Dios (en el caso de los israelitas, las joyas que los egipcios les dieron al salir de Egipto, y en nuestro caso su propia palabra) y los utilizamos para elaborar un becerro que supla nuestras necesidades.
Por tanto, con urgencia debemos unirnos al salmista que clama “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.” (Salmo 119:18 RVR1960). Con pies apresurados debemos unirnos a aquellos discípulos en el camino a Emaús para ser enseñados por Cristo el verdadero significado de las escrituras.
Por tanto, con urgencia debemos unirnos al salmista que clama “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.” (Salmo 119:18 RVR1960).Con pies apresurados debemos unirnos a aquellos discípulos en el camino a Emaús para ser enseñados por Cristo el verdadero significado de las escrituras.
Notas:
[1] Michael F. Marmor, MD. (2006). Ophthalmology and Art: Simulation of Monet’s Cataracts and Degas’ Retinal Disease. Enero 24 de 2021, de JAMA Ophthalmology Sitio web: https://jamanetwork.com/journals/jamaophthalmology/fullarticle/418859?alert=article.
[2] Observe: Imagen A (Pintura “Lilas de Agua” por Claude Monet con Cataratas moderadas en 1915) Imagen B (Pintura “Lilas de Agua” por Claude Monet con Cataratas Avanzadas)
[3] James W. Sire. (1980). Scripture Twisting: 20 ways cults misread the bible. Downers Grove, IL: Intervarsity Press.