30 Dic 2019

7 Resoluciones Para el 2020

Es común que al final de cada año, y en espera del siguiente, nos dispongamos a evaluar lo que hicimos y también lo que planeamos o deseamos hacer en el año por venir. Ahora, más que deseos para el siguiente año, mi propósito es compartir, no setenta, sino siete resoluciones que debemos considerar para vivir para la gloria de Dios, no sólo este 2020 sino toda la vida. 
Por Dr. J. Alberto Paredes

7 Resoluciones Para el 2020

Cómo Nos Dice La Palabra Que Debemos Vivir

Es común que al final de cada año, y en espera del siguiente, nos dispongamos a evaluar lo que hicimos y también lo que planeamos o deseamos hacer en el año por venir. Ahora, más que deseos para el siguiente año, mi propósito es compartir siete resoluciones que debemos considerar para vivir para la gloria de Dios, no sólo este 2020 sino toda la vida.

1. Vivir Amando a Cristo

Para el cristiano, verdaderamente Cristo es lo más hermoso en este mundo. Y la Palabra nos presenta a nosotros, su iglesia, como una novia que anhela expectante este encuentro con el novio previo a la boda (Ef. 5:25-27; Ap. 19:6-9). Vivamos de una manera que nos haga enamorarnos más de él cada vez. Pensemos antes de cualquier decisión, antes de cualquier compra o gasto, antes de cualquier publicación, antes de hacer cualquier cosa: ¿cómo esto me ayudará a amar más a Jesús? Y, ¿cómo esto me ayudará a presentarme a él como una novia pura y santa? Personalmente, una de mis resoluciones para este año, es amar a Cristo más que el año anterior. ¿Es posible? ¡Por supuesto que sí! Pablo nos asegura que el Espíritu trabaja en nuestros corazones para hacernos más cada vez conforme al carácter de Cristo. Y esto incluye amarle a Él.

2. Administrar Mejor Mi Tiempo

La Palabra nos llama a aprovechar bien nuestro tiempo (Ef. 5:15-17). El Salmista también reconoce la brevedad de nuestros días, por lo cual pide a Dios que nos enseñe a enumerarlos (Sal. 90:12). Uno de mis hermanos más amados ha dicho que el tiempo es el único recurso que todos reciben de igual forma. Lo que él quiere decir, es que para dos personas que viven setenta años, cada año duró lo mismo, cada semana fue de siete días, y cada día de veinticuatro horas. Por otro lado, otra realidad acerca del tiempo es que es un recurso sumamente limitado. Si perdemos cien pesos, con algún trabajo y esfuerzo los podemos recuperar. Pero al perder un día, ese día se ha perdido para siempre. Necesitamos rogarle al Señor que nos ayude a ser mejores administradores de nuestro tiempo. Para esto, la resolución anterior será de gran ayuda. ¿La manera como estoy utilizando el tiempo que Dios me ha dado, revela que lo amo a Él más que a cualquier otra cosa?

3. Tener Las Prioridades Correctas

Cuando tenemos la prioridad correcta, amar a Dios con todo nuestro corazón, todas las demás prioridades deben caer en el lugar correcto. Regularmente, no estoy a favor de que cada quien haga una lista de prioridades y se apegue a ella. Todos sabemos la respuesta correcta. «1. Dios, 2. Familia, 3. Trabajo… etcétera». Si deseas saber cuáles son tus verdaderas prioridades; pregúntale a tu esposa, a tus hijos, a tus amigos que enumeren las cinco actividades en las que más tiempo inviertes en tu semana, o al mes. Y luego compáralo con aquello que es con lo que Dios dice que debes estar invirtiendo tu vida. No es el ser humano, con un corazón caído (Jer. 17:9-10), quien debe establecer sus prioridades; sino el Dios Creador de la humanidad, puro y santo, quien nos da dirección sobre ellas. Nosotros nos sometemos o nos rebelamos. Vivamos rogando constantemente al Espíritu que nos ayude a discernir si nuestras prioridades realmente están en el lugar correcto (Sal. 139:23-24).

4. Orar Más

Una de las mejores maneras de invertir nuestro tiempo es en oración. ¿Por qué? Porque en ella llevamos ante Dios un corazón que necesita ser transformado: el nuestro. Y es precisamente Él el único que puede llevar a cabo esa transformación. La oración es una bendición y un medio de gracia que el Señor nos ha dado para ir transformando nuestros corazones. ¡Oremos más cada vez (1 Tes. 5:17)! Oremos de la manera correcta, por los motivos correctos, dando gracias a Dios en todo, pidiendo por la iglesia y el Reino de Dios en la tierra, oremos por la iglesia perseguida y por los que habrán de creer, por nuestros gobiernos y gobernantes, por nuestros hermanos y nuestros enemigos; adoremos a Dios en oración. Si no sabes orar, o si crees saber, no importa, aquí dejo un ejercicio muy bueno para ti: Lee al menos una oración bíblica por semana; hay más que suficiente para completar muchos años, y ora sobre ellas; ora con ellas como ejemplo. Separa un tiempo para ello, escribe tus oraciones, graba tus oraciones, regresa a ellas y ora nuevamente. Utiliza cualquier método que se parezca, pero ora.

5. Leer Más

Es bien sabido que México tiene uno de los índices más bajos de lectura en Latinoamérica y el mundo. De hecho, la estadística nos dice que un gran porcentaje de las personas que lean esta publicación no llegarán hasta este punto, o no terminarán de leer el artículo completo debido a su longitud. Sin embargo hay dos cosas que son importantes recalcar. En primer lugar Dios ha elegido su Palabra como el método por el cual Él se ha revelado a la humanidad y ese es el método perfecto (Sal. 19:7-14). Dios desea que leamos su Palabra. De otro modo hubiera utilizado el cielo como pantalla para proyectar una película gigante; o los relámpagos para que escuchásemos sus mandatos y su voluntad. Pero Él eligió la Biblia. Inspiró a muchos hombres para escribirla y a muchos más para traducirla y enseñarla. No despreciemos esta providencia de parte del Señor. En segundo lugar, algo que también aplica para el punto anterior, es que cuando estamos frente a la Palabra de Dios, nos encontramos delante de la presencia de Dios de una manera especial. No me refiero a que la Biblia sea un talismán que físicamente contiene el poder de Dios. El libro impreso no es más que tinta y papel. Sin embargo, las palabras que allí se encuentran son Palabra de Dios, y Dios se encuentra allí utilizando esa Palabra para enseñar, reprender, corregir o instruir en justicia a quien la recibe (2 Tim. 3:16); y también para juzgar al que la ignora (Nu. 20:12-13). Por tanto, que un hijo de Dios deseche la oportunidad de pasar un tiempo con aquél que debe ser su mayor amor (resolución 1) es una contradicción.

6. Cuidar Mi Salud

Si bien la mayor parte de las resoluciones mencionadas hasta ahora tratan con cuestiones espirituales, el verdadero cristianismo cree que las realidades espirituales se deben manifestar en la realidad material en que vivimos. Esto es parte del argumento de Santiago cuando menciona que la fe (interna) sin una manifestación externa en esta realidad física está muerta; o bien, no existe (San. 2:14-26).

Como médico, también pude experimentar la lucha que tenemos como nación para cuidar nuestros cuerpos. No solo caemos en tentaciones, nos entregamos a las tentaciones. Disfrutamos las tentaciones. Hacemos memes de las tentaciones. Y nos burlamos de ellas. Pregúntate cuantas imágenes no has visto que hacen burla de la cantidad de comida que ingerimos en estas fechas. Uno de los deseos más frecuentes que vienen con el nuevo año es «bajar de peso». En Enero los gimnasios están llenos de gente, solo para ver cómo las membresía disminuyen de a poco a lo largo del año. Y esto no es diferente entre cristianos y no cristianos. Lo hemos tolerado como un pecado respetable. No dudamos en señalar a quien tiene problemas con la pornografía, pero nos abstenemos de ofrecer ayuda a quien tiene problemas con el peso, el tabaco o el alcohol. Ambos tienen un problema, ambos necesitan el evangelio para resolverlo. Nuevamente, las resoluciones anteriores serán de mucha ayuda para atacar esto. Para vencer problemas como el sobrepeso, adicciones, hábitos alimenticios insanos por problemas de diabetes, hipertensión o exceso de colesterol y triglicéridos, sedentarismo, etcétera, necesitamos reconocer que cada vez que optamos libremente por nuestro placer aa expensas de nuestra salud, estamos viviendo en rebeldía y no somos el buen testimonio, la sal y la luz que Jesús nos ha mandado a ser (Mat. 5:13-16).

7. Ser Disciplinado en Arrepentimiento

Ahora bien, la mayoría de las resoluciones que me he puesto y he deseado compartir con ustedes son áreas con las que lucho. Más aún, son áreas con las que estoy seguro, seguiré luchando. Por tanto, esta última resolución es tremendamente importante: Resuelvo ser disciplinado en el arrepentimiento cada que no cumpla con estas resoluciones para buscar el consuelo y fortaleza del Señor. 

Resuelvo ser disciplinado en el arrepentimiento cada que no cumpla con estas resoluciones para buscar el consuelo y fortaleza del Señor. 

No podemos solos. Ninguna de estas cosas que he resuelto y compartido serán realidad por mi propia cuenta. Y de esto tres cosas importantes deben surgir. La primera es la realidad de que necesito a mi iglesia. Necesito a un cuerpo local que conozca estas resoluciones bíblicas y que tenga la confianza de acercarse a mí cuando falle, alentarme cuando por gracia de Dios lo logre, y acompañarme en el camino (Heb. 10:25). La segunda es que si estas resoluciones son bíblicas, entonces cada vez que falle estoy en pecado y necesito arrepentirme. Deseo poder hacerlo con dolor genuino en mi corazón, no porque no he «logrado una meta que me propuse» sino porque he ofendido a Dios rebelándome contra Él (2 Cor. 7:9-10). La tercera es que cada vez que esto suceda, cada vez que falle y esté buscando arrepentirme, Satanás atacará mi mente con pensamientos de indignidad. «Nuevamente has caído». «Nuevamente fallaste». «¿Qué te hace pensar que Dios te perdonará esta vez?» «Mírame a mí, no me ha perdonado, tampoco lo hará contigo» (Ef. 6:12). Debo tener presente que Dios ha enviado a Cristo, y que estas cosas que deseo hacer son en amor a la salvación que Él ya ha provisto y de la cual yo ya disfruto. No hago estas cosas para ganar la salvación, sino porque el evangelio es verdad, porque Cristo ya ha ganado la salvación por mí, y ha pagado la deuda de mi pecado (1 Juan 2:1-2), es que puedo en amor pedirle a Dios que me ayude, me consuele, me aliente y capacite para vivir para su gloria. Esto es lo que implica la disciplina del arrepentimiento. Recordar que no puedo sólo, que debo cambiar, y que es por Cristo que puedo pedir al Padre que continúe cambiando mi corazón para su gloria.

Finalmente, estas resoluciones no deben esperar al siguiente año, ni se terminarán cuando el 2021 llegue. Sino que son nada más ni nada menos que un continuo de la vida de todo creyente. No esperemos para comenzar con ellas, y que Dios nos ayude en este breve lado de la eternidad, hasta que seamos transformados por su gracia en aquello que es incorruptible.

 

Médico graduado de la Universidad Anáhuac Mayab. Director y Fundador de Enviados México. Maestro en Divinidad y Maestro en Estudios Teológicos, y por el Seminario Teológico Reformado de Charlotte, Carolina del Norte. Autor del libro «Santa Cena Virtual». Ha publicado entradas en otros ministerios como Dios es Santo; y artículos oficiales en el Christian Research Institute. Pasión creciente por la Palabra, y pasión por Latinoamérica.

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