5 Ago 2019

Polos Opuestos

Por Daniel Méndez

El Problema del Yugo Desigual

Hace algunos años, salió una película llamada “me enamoré de una chica cristiana”. Esta película cuenta la historia de Miles (un ex-narcotraficante e inconverso) y Vanessa (una chica dedicada a la iglesia) que se encuentran en casa de un amigo común. Ellos comienzan a platicar y parece haber cierta química entre los dos. Ellos dos comienzan a salir y en poco tiempo inician una relación de noviazgo; sin embargo, parece haber problemas en su relación ya que Vanessa es una “cristiana devota” y Miles es inconverso. Sin embargo, Vanessa se esfuerza en que su relación de noviazgo sea un medio de evangelización para Miles.

Lo interesante de esta historia es que Vanessa, al ser una chica que creció en un ambiente eclesiástico, parece que decidió omitir muchas advertencias que la Biblia hace sobre su relación con Miles; por ejemplo, ella apareció en varias escenas a solas con Miles y en su casa, olvidando que eso puede ser tentador (sobre todo para Miles por su pasado como mujeriego); inclusive hay una escena de ellos hablando sobre sexo. La Biblia es clara en estas situaciones cuando nos advierte “huye de la fornicación”, la Biblia manda a las parejas a huir de estas situaciones para evitar caer en la inmoralidad sexual. Con todo esto, creo que la omisión y advertencia más importante que Vanesa pasó por alto fue la de tener una relación que hoy llamamos “yugo desigual”.

Debo admitir que, cuando terminé de mirar esta película, quede aterrado por el mensaje que manda a los jóvenes y solteros: utilizar el noviazgo para evangelizar. ¡Esto es un terrible error! El noviazgo no es una etapa para evangelizar, sino que, es una etapa que la sociedad moderna ha creado (sin ningún sustento bíblico), cuyo propósito inicial era prepararse para el matrimonio y entender el simbolismo del sacrificio de Cristo para con su iglesia. El problema central de esta película es mostrar el pecado del yugo desigual como un “pecado respetable”. Promover este tipo de relaciones es muy peligroso, sobre todo en estos tiempos donde participar de las distintas expresiones de la inmoralidad sexual es algo tan común entre muchos jóvenes y solteros aún dentro de las iglesias.

La Biblia es clara con respecto a este asunto. Pablo lo menciona en 2 de Corintios 6: 14 – 16a (LBLA):

No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas? ¿O qué armonía tiene Cristo con Belial? ¿O qué tiene en común un creyente con un incrédulo? ¿O qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos?

Pablo, en el versículo 14, nos dice claramente “no estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos”; pero, ¿qué quiere decir esto? ¿Acaso Pablo nos está ordenando que nos apartemos totalmente de todas las personas que no son creyentes? De ninguna manera, en este pasaje no se refiere a eso, ya que contradice la Palabra cuando nos llama a ser luz y sal de la tierra para predicar el evangelio a todas las personas que no conocen a nuestro Salvador. Cuando Pablo habla de “unirnos”, él se refiere a entablar una relación profunda con un no creyente y la razón es la siguiente; tener una relación de yugo desigual nos aleja de la santidad y permíteme explicarte esta idea en 2 puntos.

Polos Opuestos

Lo primero que debemos entender es que un creyente y un incrédulo son polos opuestos, es decir, no hay relación entre ellos. Pablo hace 5 preguntas retóricas en los versículos 14 – 16a para demostrar los extremos:

  1. ¿Qué asociación tiene la justicia con la iniquidad? (v. 14)
  2. ¿Qué comunión tienen la luz con las tinieblas? (v. 14)
  3. ¿Qué armonía tiene Cristo con Belial? (v. 15)
  4. ¿Qué tienen en común un creyente con un incrédulo? (v. 15)
  5. ¿Qué acuerdo tiene el templo de Dios con sus ídolos? (v. 16)

Las figuras utilizadas expresan lo impensable que debe ser una relación de noviazgo con un inconverso; la justicia no puede convivir con la injusticia; la luz no puede coexistir con la oscuridad; Cristo no tiene armonía con Satanás; el templo de Dios no puede tener ídolos.

 Un creyente no puede unirse a un incrédulo. Nuestra identidad está en Cristo, la identidad del incrédulo está en el mundo.

Somos santos

En el segundo punto, Pablo nos da la razón más importante de por qué no debemos caer en un yugo desigual. La respuesta está en los versículos 16 – 18:

¿O qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios vivo, como Dios dijo:

Habitare en ellos, y andaré entre ellos;
y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Por tanto, salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor;
y no toquéis lo inmundo,
y yo os recibiré.
Y yo seré para vosotros padre,
y vosotros seréis para mí hijos e hijas,
dice el Señor Todopoderoso”

Somos apartados para la santidad, somos elegidos para ser su pueblo amado. Hay dos conectores muy importantes que debemos observar; el primero está en el versículo 16 y el segundo en el versículo 17:

Versículo 16

No estéis unidos en yugo … Porque… somos el templo del Dios vivo 

Versículo 17

Somos el pueblo de Dios… Por tanto… Apartaos de los incrédulos.

Pablo es muy claro al repetirnos la idea en dos ocasiones; el yugo desigual nos aleja de la santidad. Fuimos llamados a ser santos en un mundo de impureza, de injusticia, y de perversión.

El ejemplo más claro de esto fue el pueblo de Israel. Mientras los israelitas realizaban su éxodo hacia la tierra prometida, Dios los había elegido y apartado para que ellos fueran su pueblo. Dios les dio indicaciones para que permanezcan puros y puedan estar en su presencia, especialmente, les dio la indicación de que no contrajeran matrimonio con los pueblos vecinos, ya que éstos tenían religiones paganas e ídolos que Dios despreciaba. No pasó mucho para que los israelitas omitieran el mandato del señor y comenzaran a contraer matrimonio con las mujeres de otros pueblos, lo cual causó que se alejarán de su presencia comenzando a adorar a Baal y sacrificando a sus propios hijos en el culto al dios Moloc. Si un pueblo entero se desvió por omitir el mandato del yugo desigual, imagina lo que puede ocasionar en la vida de una persona.

Al ser maestro y líder de jóvenes, he observado que tanto varones como mujeres, al elegir pareja, parecen enfocarse más en los sentimientos, en la apariencia física y deciden arriesgarse en comenzar una relación con un no creyente aferrándose a la esperanza de que algún día acepten ir a la iglesia. Por gracia de Dios, algunas parejas deciden acercarse a Cristo por su pareja creyente; sin embargo, la mayoría de las parejas terminan en pecado y dolor.

La base de la elección de una pareja no debería ser lo físico y el cómo me hace sentir esa persona; lo que debería atraernos de nuestra futura pareja es su devoción hacia el Señor y su madurez espiritual.

Nuestra pareja debe acercarnos más a la santidad y no alejarnos de ella. Cualquier relación que nos aleje de la santidad debería considerarse como yugo desigual. Por lo cual, déjame darte una serie de advertencias antes de iniciar una relación:

  1. No uses el noviazgo como método de evangelización. Este proceso debe ser antes de iniciar una relación. Muchos jóvenes se mueven a evangelizar a una persona porque se sienten atraídos por él o ella; sin embargo, debemos evangelizar a alguien independientemente de si tenemos sentimientos románticos hacia con esa persona o no.
  2. Con base en el primer punto, debemos recordar que la evangelización es un proceso del discipulado, por lo cual, no es recomendable tener este proceso con el sexo opuesto, lo mejor sería canalizarlo con un líder de su mismo sexo.
  3. El yugo desigual se puede dar en la misma iglesia. Recordemos las palabras de Jesús cuando dijo “No todo el que me dice Señor, Señor entrará al reino de los cielos”. No todos los que asistan a la iglesia son creyentes, por lo tanto, iniciar una relación de noviazgo con un hermano o hermana de la iglesia puede ser un yugo desigual.

El yugo desigual es un pecado serio, nos aleja de la santidad a la que fuimos llamados. Decidir tener una relación sentimental con un no creyente es un acto de desobediencia a Dios; los sentimientos son tentaciones para transformar la mentira en verdad.

Afirmar que podemos seguir a Jesús aunque tengamos una pareja no creyente, es una declaración muy orgullosa ya que no toma con seriedad nuestra debilidad hacia el pecado. El yugo desigual no es un juego, es algo serio. No es una excusa para evangelizar.

El noviazgo no es una etapa para evangelizar a tu pareja. El principal factor para elegir una pareja debería ser la madurez espiritual. Nuestra motivación para evangelizar no debe ser para que podamos tener pareja, debe ser el anhelo de conseguir obreros para Cristo.

Ahora bien, ¿qué pasa si estoy en una relación de noviazgo y es yugo desigual? déjame darte una serie de acciones que puedes realizar:

  1. Lo primero que debemos hacer es orar y buscar en su palabra dirección para el problema que tenemos. Dios es la fuente de sabiduría.
  2. Debemos buscar a un líder o pastor que sea maduro en la fe para aconsejarnos. Las batallas de la fe no pueden lucharse individualmente; Dios nos ha dado una iglesia y comunidad para apoyarnos unos a otros. No hay nada más sabio que pedir ayuda.
  3. Si nuestra pareja nos está alejando de Dios, debemos terminar esa relación. Nada puede ser más importante y nada debe ocupar el lugar que solo le pertenece a Dios.

Notas:

El pasaje de 1 de Corintios 6:14 – 18 no habla exclusivamente de una relación de matrimonio y noviazgo aunque, como dice Hendriksen y Kistemaker en su comentario a 2 de Corintios:

En este contexto, sin embargo, se refiere a la separación de la religión cristiana de las religiones paganas. El pasaje de los versículos 14 – 18 nos dice que no formemos ningún pacto con los incrédulos, que violan las obligaciones del pacto que el cristiano tiene con Dios. El texto griego revela que unirse en yunta desigual significa entablar relación con una persona que es totalmente diferente a nosotros

En pocas palabras, cualquier relación con un no creyente que nos separe del pacto debe ser considerada como yugo desigual, ya sea de amistad, de trabajo, etc.

Comentario Editorial: Las relaciones expresadas en torno al tema de una visión bíblica del noviazgo son responabilidad del autor, y Enviados México no comparte una posición positiva o negativa dogmática al respecto.
Soy Licenciado en educación por la Universidad Autónoma de Yucatán. Actualmente sirvo como diácono de la Iglesia Nacional Presbiteriana Shalom en Mérida, Yucatán.

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