Es momento de conocer algunas de las pautas hermenéuticas que debemos aplicar, si queremos entender correctamente el Salterio.
Principios para interpretar los Salmos
Hay cinco pautas que se deben considerar sobre la poesía en los Salmos.
- La poesía de los Salmos usa el paralelismo, especialmente el paralelismo sinónimo. Por ejemplo, el Sal.103:10 dice:
- A. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
- B. ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
- Puesto que los Salmos son poemas cantados, estos no se leen de la misma manera que una epístola, una narración o una ley. Estos poemas suscitan emociones y evocan sentimientos antes que ideas, y estimulan en el individuo una respuesta de alabanza, asombro, confianza en Dios, entre otras más.
- El vocabulario de los salmos es sumamente metafórico. Por lo tanto, debemos buscar el sentido y propósito de la metáfora que el autor decidió usar. Por ejemplo, las palabras “espadas hay en los labios de los enemigos” (Sal.59:7) son una metáfora que nos enseña sobre el agudo dolor que causan las calumnias y las mentiras.
- Cada salmo se debe leer como una unidad literaria. Los Salmos se deben tratar como unidades independientes, no como partes de un todo. Cada salmo tiene su norma de desarrollo, según la cual se presentan sus ideas y se llega a alguna clase de conclusión.
- Los Salmos pueden organizarse en siete categorías diferentes, las cuales debemos tener presente al interpretar cualquier salmo, ya que nos resumen su finalidad.
- Elegías: Las elegías constituyen el grupo más extenso del Salterio. Hay más de 60, entre las individuales y las congregacionales. Las individuales (3, 22, 31, 39, 42,57,71,120,139,142) le ayudan a la persona a expresar sus luchas y sufrimientos delante del Señor. Las elegías congregacionales (12, 44, 80, 94, 137, por ejemplo) hacen lo mismo, pero con un grupo de personas. Los Salmos de este tipo son una ayuda valiosa para la expresión de nuestras preocupaciones delante del Señor.
- Salmos de acción de gracias: Estos Salmos se usaban en circunstancias muy opuestas a las elegías. Tales Salmos expresan gozo delante del Señor porque algo ha salido bien, o porque las circunstancias eran buenas y el pueblo tenía razón para dar gracias a Dios por su fidelidad, protección y beneficio. Estos salmos ayudan al individuo o a la congregación a expresar su agradecimiento. En total, hay seis salmos congregacionales de agradecimiento (65, 67, 75, 107, 124, 136) y diez individuales (18, 30, 32, 34, 40, 66, 92, 116, 118, 138) en el Salterio.
- Himnos de alabanza: Estos salmos se concentran en la alabanza a Dios por glorioso carácter, por su grandeza y por los bienes que ha derramado sobre toda la tierra, y sobre su propio pueblo. Por ejemplo, se alaba a Dios como Creador del universo en los Salmos 8, 19, 104 y 148. Se le alaba también como el protector y benefactor de Israel en los Salmos 66,100,111,114 y 149. Y se le exalta como el Señor de la historia en los Salmos 33, 103, 113, 117, 145-147.
- Salmos de la historia de la salvación: Estos pocos salmos (78, 105, 106, 135, 136) se centran en un repaso de la historia de las obras salvadoras de Dios entre el pueblo de Israel, especialmente el haberlos librado de la esclavitud en Egipto y su formación como pueblo. Israel, de quien vino Jesucristo y a través del cual se nos entregó la Palabra de Dios, es por supuesto una nación especial en la historia humana, y estos salmos de salvación celebran su historia.
- Salmos de celebración y afirmación: En esta categoría se incluyen varios tipos de salmos. El primer grupo es el de las liturgias de renovación del pacto, tales como los Salmos 50 y 81, que llevan al pueblo de Dios a una renovación del pacto que El hizo en el monte Sinaí. Estos salmos pueden servir con eficacia como guías de adoración en un servicio de renovación. Los Salmos 89 y 132 a menudo se clasifican como salmos del pacto davídico, y alaban la importancia de la elección del linaje de David por parte de Dios. Como este linaje lleva al nacimiento de nuestro Señor, estos salmos sirven de fondo a su ministerio mesiánico. Hay nueve salmos en el Salterio que tratan especialmente de la monarquía. Entre estos, llamados salmos reales (2, 18, 20, 21, 45, 72, 101,110, 144) se incluyen un salmo real de acción de gracias (18) y una elegía o lamentación real (144). La monarquía en el Israel antiguo era una institución importante, porque a través de ella Dios proveía estabilidad y protección. En relación con los salmos reales están los llamados Salmos de entronización (24, 29, 47, 93, 95-99). Es posible que estos salmos celebraran la entronización del rey en Israel, una ceremonia que quizá se repetía cada año. Finalmente, hay una categoría llamada Cantos de Sión o Cantos de la ciudad de Jerusalén. Estos tipos de cantos los encontramos en los salmos 46,48,76,84,87,122. En ellos, Jerusalén recibe atención y celebración especiales.
- Salmos de sabiduría o sapienciales: Se pueden colocar ocho salmos en esta categoría: 36, 37, 49, 73,112,127,128 y 133. También podemos notar que Proverbios 8 es un salmo en sí mismo y alaba, como estos otros, los méritos de la sabiduría y la vida sensata.
- Cantos de confianza: Estos diez salmos (11, 16, 23, 27, 62, 63, 91, 121, 125 Y 131) centran su atención en el hecho de que se puede confiar en Dios, y que aun en tiempos de desesperación se debe hablar de su bondad y el cuidado que tiene por su pueblo. En otras palabras, estos salmos nos ayudan a expresar nuestra confianza en Dios, ya sea que nos vaya bien o no.
Nota sobre los salmos imprecatorios
- ¿Qué son? Son salmos que contienen verbalizaciones dirigidas a Dios relacionadas con el enojo que se siente hacia otros usando expresiones de maldiciones por injusticias o maldades hechas hacia el salmista o hacia el pueblo de Israel.
- Los salmos imprecatorios controlan nuestro enojo y nos ayudan a expresarlo a Dios antes que buscar la venganza, pagando mal por mal. En otras palabras, los salmos imprecatorios nos ayudan a no odiar cuando sentimos enojo. El papel apropiado de estos salmos es ayudarnos a obedecer el mandamiento “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Ro. 12:21), a obedecer las palabras de Cristo de “amar a nuestros enemigos” (Mt.5:44) y a librarnos de nuestro enojo.
- Algunos ejemplos son los Salmos 12, 35, 58, 59, 70, 83, 109, 137 y 140.
Tener en cuanta estos principios nos ayudará a entender mejor los Salmos.