29 Mar 2020

Devocionales en Familia: Salmos 42 y 43

Por Pbro. Luis García

Dios, Nuestra Esperanza

Por Eddie López

  • Leamos la Biblia: Salmo 43

¡Hazme justicia, oh Dios! Defiende mi causa frente a esta nación impía; líbrame de gente mentirosa y perversa. Tú eres mi Dios y mi fortaleza: ¿Por qué me has rechazado? ¿Por qué debo andar de luto y oprimido por el enemigo? Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen a tu monte santo, que me lleven al lugar donde tú habitas. Llegaré entonces al altar de Dios, del Dios de mi alegría y mi deleite, y allí, oh Dios, mi Dios, te alabaré al son del arpa. ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!

  • Cantemos con gozo: “Como el ciervo busca por las aguas”

Como el ciervo busca por las aguas, así clama mi alma por ti, Señor. Día y noche yo tengo sed de ti y sólo a ti buscaré.

CORO: Lléname, lléname Señor; dame más, más de tu amor. Yo tengo sed sólo de ti; lléname, Señor.

  • Reflexionemos en la Biblia: Salmo 42 y 43

¿Has experimentado angustia o desesperación? ¿Has llegado a sentir que Dios te ha abandonado? ¿Has sentido esa clase de tristeza que embarga todo el ser? Si tu respuesta es sí, no eres el único que ha lo experimentado. El escritor del salmo 42 y 43 experimentó algo muy similar.

Los siguientes versículos nos pintan con claridad las circunstancias en las que se encontraba.

2Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? 3Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? 4Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta…6Dios mío, mi alma está abatida en mí; Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar. 7Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí …9Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo? 10Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?… Júzgame, oh Dios, y defiende mi causa;Líbrame de gente impía, y del hombre engañoso e inicuo. 2Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?”

Por los versículos 2 y 4 sabemos que el salmista se encontraba lejos del templo de Jerusalén que, en aquel momento, era el lugar donde moraba la presencia especial de Dios. Es muy probable que una nación extranjera lo haya llevado cautivo al norte de Israel (v.6) y que esta separación haya despertado en él, el sentimiento de que Dios lo había abandonado (v.9a).

Por si fuera poco, esta angustia fue intensificada por las personas que estaban a su alrededor, sus enemigos, quienes lo insultaban, lo amenazaban y se burlaban, diciéndole: “¿Dónde está tu Dios?” (v.3b, 10). Para estas personas, aparentemente el Dios que adoraba el salmista, no había hecho nada por él, no lo había ayudado y eso mostraba que era incapaz de sacarlo de la angustia.

La circunstancia de este hombre era muy similar a la de alguien que se encuentra en medio de un furioso mar. En tal situación experimentaba un dolor continuo, una tristeza profunda y una angustia persistente.

¿Qué harías en su lugar? Es sorprendente lo que hizo en medio de su angustia: 1) él anheló con intensidad a Dios y 2) siguió esperando únicamente en Él; justamente eso es lo que debemos de hacer. Observemos como lo expresa: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. 2Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?… 5¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío.”

Lo primero que hizo fue buscar intensamente a Dios para que sacie su ser. Él estaba necesitado de Dios, él tenía sed de Dios. Su necesidad del Señor era similar a la necesidad que un ciervo experimenta por aguas frescas (v.1). Él buscaba a Dios porque sabía que al Dios que adoraba, es el “Dios vivo”. Las naciones paganas servían a dioses impotentes; dioses muertos, pero su Dios está vivo, tiene vida en sí mismo y solo él podía darle  verdadera satisfacción.

En medio de la adversidad lo que no debemos hacer es olvidarnos de Señor; al contrario debemos de buscarlo y de anhelarlo; debemos de tener sed de Él. ¿Por qué? Porque “el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna” (Jn.4:14).

Lo segundo que hizo el autor del salmo 42 y 43, y lo que nosotros también debemos hacer, fue seguir esperando en Dios. En el v.5 y v.11 él se preguntó a sí mismo y reflexionó acerca de lo que estaba experimentando y él mismo se exhorta a no angustiarse, sino a esperar en Dios. Él sabía y reconocía que Dios también es su salvador y su roca (v.9b), así que puede confiar que Él lo vindicará (43:1) y volverá a entrar “al altar de Dios, al Dios de mi alegría y de mi gozo; y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío” (43:4).

Por muy intensa que sea nuestra angustia, no dejemos de depositar nuestra esperanza en nuestro Salvador, él no nos dejará. Después de todo, Él ya nos salvó, a través de Jesucristo, del más grande peligro, del pecado y de la condena eterna. Por lo tanto, di a tu alma: no te abatas, no te turbes, sigue esperando en Dios porque Él es tu Salvador y tu Roca.

  • Dialoguemos en grupo:

¿Qué sueles hacer cuando experimentas angustia y tristeza?

¿Cuáles crees que sean las razones por la que algunos creyentes suelen sentirse sin esperanza en Dios cuando atraviesan la adversidad?

¿Cómo te ayuda lo aprendido en medio de las circunstancias actuales relacionadas al Coronavirus?

  • Oremos en familia:

Roguemos a Dios que todos los cristianos, específicamente los enfermos por el Coronavirus, anhelen a Dios y sigan confiando en Él.

Imploremos que Dios bendiga con conocimiento a la comunidad científica para que descubran la vacuna contra el Coronavirus.

Licenciado en Sagrada Teología del Seminario Teológico Presbiteriano San Pablo de Merida, Yucatan y profesor del mismo desde el 2015 en las areas de Biblia y Teología. Pastor ordenado por la Iglesia Nacional Presbiteriana de Mexico desde el 2015 y autor del libro Post tenebras, lux: Recobrando la doctrina reformada. Puedes seguir su contenido en https://www.facebook.com/SoliDeoGloria8/

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